domingo, 13 de diciembre de 2009

San martin de Porras

San Martín de Porres Velásquez O.P. (*Lima, 9 de diciembre de 1579 – † 3 de noviembre de 1639) es un santo peruano de la orden de los dominicos. Fue el primer santo negro de América y es patrón universal de la paz. Conocido también como "el Santo de la escoba" por ser representado con una escoba en la mano como símbolo de su humildad.
Contenido[
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1 Biografía
2 Vida religiosa
3 Santo en vida
4 Milagros atribuidos
5 Su muerte
6 Beatificación y canonización
7 Patronazgos
8 Hermandades
9 Bibliografía
10 Véase también
11 Enlaces externos
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[
editar] Biografía
Martín fue hijo de un español de la
Orden de Alcántara, Don Juan de Porres (según algunos documentos, el apellido original fue Porras) natural de la ciudad de Burgos, y de una negra liberta, Ana Velázquez, natural de Panamá que residía en Lima.
Su padre, debido a su pobreza, no podía casarse con una mujer de su condición, lo que no impidió su amancebamiento con Ana Velásquez. Fruto de esta relación nacieron Martín y dos años después Juana. Martín de Porres fue bautizado el
9 de diciembre de 1579 en la Iglesia de San Sebastián en Lima. El documento bautismal revela que su padre no lo reconoció, pues por ser caballero laico y soltero de una Orden Militar estaba obligado a guardar la continencia de estado.
Ana Velázquez dio cuidadosa educación cristiana a sus dos hijos. Juan de Porres estaba destinado en
Guayaquil, y desde ahí les proveía de sustento. Viendo la situación precaria en que iban creciendo, sin padre ni maestros, decidió reconocerlos como hijos suyos ante la ley.
Hacia
1586, decidió llevarse a sus dos hijos a Guayaquil con sus parientes. Sin embargo, los parientes sólo aceptaron a Juana quien no había heredado la tez morena de su madre, y Martín de Porres hubo de regresar a Lima, donde fue puesto bajo el cuidado de doña Isabel García Michel en el arrabal de Malambo, en la parte baja del barrio de San Lázaro, habitado por negros y otros grupos raciales. En 1591 recibió el sacramento de la Confirmación de manos del arzobispo Santo Toribio de Mogrovejo.
Martín inició su aprendizaje de boticario en la casa de Mateo Pastor, quien se casaría con la hija de su tutora. Esta experiencia sería clave para Martín, conocido luego como gran herbolario y curador de enfermos, puesto que los boticarios hacían curaciones menores y administraban remedios para los casos comunes. También fue aprendiz de barbero, oficio que conllevaba conocimientos de cirugía menor.
La proximidad del convento dominico de Nuestra Señora del Rosario y su claustro conventual ejercieron una atracción sobre él. Sin embargo, entrar allí no cambiaría su situación social y el trato que recibiría por ser mulato y bastardo: no podía ser fraile de misa e incluso le prohibieron ser hermano lego.
[
editar] Vida religiosa
En
1594 y por la invitación de Fray Juan de Lorenzana, famoso dominico, teólogo y hombre de virtudes, entró en la Orden de Santo Domingo de Guzmán bajo la categoría de "donado", es decir, como terciario por ser hijo ilegítimo (recibía alojamiento y se ocupaba en muchos trabajos como criado). Así vivió 9 años, practicando los oficios más humildes. Fue admitido como hermano de la orden en 1603. Perseveró en su vocación a pesar de la oposición de su padre, y en 1606 profesó los votos de pobreza, castidad y obediencia
En el convento, Martín ejerció también como barbero, ropero, sangrador y sacamuelas. Su celda quedaba en el claustro de la enfermería. Todo el aprendizaje como herbolario en la botica y como barbero hicieron de Martín un curador de enfermos, sobre todo de los más pobres y necesitados, a quienes no dudaba en regalar la ropa de los enfermos. Su fama se hizo muy notoria y acudía gente muy necesitada en grandes cantidades. Su labor era amplia: tomaba el pulso, palpaba, vendaba, entablillaba, sacaba muelas, extirpaba lobanillos, suturaba, succionaba heridas sangrantes e imponía las manos con destreza. En Martín confluyeron las tradiciones medicinales española, andina y africana; solía sembrar en un huerto una variedad de plantas que luego combinaba en remedios para los pobres y enfermos. Debió de empezar su labor como enfermero entre
1604 y 1610.
La vida en el convento estaba regida por la obediencia a sus superiores, pero en el caso de Martín la condición racial también era determinante. Aunque frecuentaba a la gente negra y a castas, nunca planteó reivindicaciones sociales ni políticas; se dedicó únicamente a practicar la caridad, que hizo extensiva a otros grupos étnicos. Todas estas dificultades no impidieron que Martín fuera un fraile alegre. Sus contemporáneos señalan su semblante siempre alegre y risueño.
Su preocupación por los pobres fue notable. Se sabe que los desvalídos lo esperaban en la portería para que los curase de sus enfermedades o les diera de comer. Martín trataba de no exhibirse y hacerlo en la mayor privacidad. La caridad de Martín no se circunscribía a las personas, sino que también se proyectaba a los animales, sobre todo cuando los veía heridos o faltos de alimentos. Tenía separada en la casa de su hermana (que ya estaba casada y en buena posición social) un lugar donde albergaba a gatos y perros sarnosos, llagados y enfermos.
De todas la virtudes que poseía Martín de Porres sobresalía la humildad, siempre puso a los demás por delante de sus propias necesidades. En una ocasión el Convento tuvo serios apuros económicos y el Prior se vio en la necesidad de vender algunos objetos valiosos, ante esto, Martín de Porres se ofreció a ser vendido como esclavo para remediar la crisis, el Prior conmovido, rechazó su ayuda.
Ejerció constantemente su vocación pastoral y misionera; enseñaba la doctrina cristiana y fe de Jesucristo a los negros e indios y gente rústica que asistían a escucharlo en calles y en las haciendas cercanas a las propiedades de la Orden ubicadas en Limatambo. La situación de pobreza y abandono moral que estos padecían le preocupaban; es así que con la ayuda de varios ricos de la ciudad - entre ellos el virrey Conde de Chinchón, que en propia mano le entregaba cada mes no menos de cien pesos - fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz para reunir a todos los vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación.
Martín siempre aspiró a realizar vocación misionera en países alejados. Con frecuencia lo oyeron hablar de Filipinas, China y especialmente en Japón del cual manifestó conocer.
El futuro santo fue frugal, abstinente y vegetariano. Dormía sólo dos o tres horas, mayormente por las tardes. Usó siempre un simple hábito de cordellate blanco con una capa larga de color negro. Alguna vez que el Prior lo obligó a recibir un hábito nuevo y otro fraile lo felicitó, Martín, risueño, le respondió: “pues con éste me han de enterrar” y efectivamente, así fue.
[
editar] Santo en vida

Dibujo de San Martín de Porres, Patrono de la Paz
Martín fue seguidor de los modelos de santidad de Santo
Domingo de Guzmán, San José, Santa Catalina de Siena y San Vicente Ferrer. Sin embargo, a pesar de su encendido fervor y devoción, no desarrolló una línea de misticismo propia.
Se sabe que San Martín de Porres,
Santa Rosa de Lima terciaria dominica y San Juan Macías también dominico, se conocieron y trataron algunas veces, aunque no se tienen detalles históricamente comprobados de sus entrevistas.
La personalidad carismática de Martín hizo que fuera buscado por personas de todos los estratos sociales, altos dignatarios de la Iglesia y del Gobierno, gente sencilla, ricos y pobres, todos tenían en Martín alivio a sus necesidades espirituales, físicas ó materiales. Su entera disposición y su ayuda incondicional al prójimo propició que fuera visto como un hombre santo.
Aunque él trataba de ocultarse, la fama de santo crecía día por día. No había familia en Lima que no hubiese recibido ayuda de Martín de Porres de alguna forma u otra. También, muchos enfermos lo primero que pedían cuando se sentían graves era: "Que venga el santo hermano Martín". Y él nunca negaba un favor a quien podía hacerlo.
Hacia
1619 comenzó a sufrir de cuartanas, fiebres muy elevadas que se presentaban cada cuatro días; este mal se le fue agudizando y duró el resto de su vida, aunque continuó cumpliendo con sus obligaciones. Con el correr del tiempo, Martín fue ganando no sólo fama de santo sino que empezó a ser temido. La imaginería popular se desconcertaba ante sucesos sobrenaturales, algunos de ellos no presenciados pero conocidos de oídas. Comenzaron a correr rumores de que deambulaba por el claustro en las noches, rodeado de luces y resplandores. También causaban miedo sus apariciones inesperadas y sus desapariciones inexplicables.
[
editar] Milagros atribuidos

Pintura anonima de San Martin de Porres.
Las historias de sus
milagros son muchas y sorprendentes, éstas fueron recogidas como testimonios jurados en los Procesos diocesano (1660-1664) y apostólico (1679-1686), abiertos para promover su beatificación. Buena parte de estos testimonios proceden de los mismos religiosos dominicos que convivieron con él, pero también los hay de otras muchas personas, pues Martín de Porres trató con gentes de todas las clases.
Se le atribuye el don de la
bilocación. Sin salir de Lima, fue visto en México, en África, en China y en Japón, animando a los misioneros que se encontraban en dificultad o curando enfermos. Mientras permanecía encerrado en su celda, lo vieron llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos o curarlos. Muchos lo vieron entrar y salir de recintos estando las puertas cerradas. En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, siempre respondía: "Yo tengo mis modos de entrar y salir".
Se le reputó control sobre la naturaleza, las plantas germinaban antes de tiempo y toda clase de animales atendían a sus mandatos. Uno de los episodios más conocidos de su vida es que hacía comer del mismo plato a un perro, un ratón y un gato en completa armonía.
Se le atribuyó también el don de la sanación, de los cuales quedan muchos testimonios, siendo las más sorprendentes la curación de enfermos desahuciados. "Yo te curo, Dios te sana" era la frase que siempre solía decir para evitar muestras de veneración a su persona. Según los testimonios de la época, a veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras bastaba tan sólo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un sorprendente y firme proceso de recuperación. Normalmente los remedios por él dispuestos eran los indicados para el caso, pero en otras ocasiones, cuando no disponía de ellos, acudía a medios inverosímiles con iguales resultados. Con unas vendas y vino tibio sanó a un niño que se había partido las dos piernas, o aplicando un trozo de suela al brazo de un donado zapatero lo curó de una grave infección.
Muchos testimonios afirmaron que cuando oraba con mucha devoción, levitaba y no veía ni escuchaba a la gente. A veces el mismo Virrey que iba a consultarle (aún siendo Martín de pocos estudios) tenía que aguardar un buen rato en la puerta de su habitación, esperando a que terminara su éxtasis.
Otra de las facultades atribuidas fue la
videncia. Solía presentarse ante los pobres y enfermos llevándoles determinadas viandas, medicinas u objetos que no habían solicitado pero que eran secretamente deseadas o necesitadas por ellos. Se contó además entre otros hechos, que Juana, su hermana, habiendo sustraído a escondidas una suma de dinero a su esposo se encontró con Martín, el cual inmediatamente le llamó la atención por lo que había hecho. También se le atribuyó facultades para predecir la vida propia y ajena, incluido el momento de la muerte.
De los relatos que se guardan de sus milagros, parece deducirse que Martín de Porres no les daba mayor importancia. A veces, incluso, al imponer silencio acerca de ellos, solía hacerlo con joviales bromas, llenas de donaire y humildad. En la vida de Martín de Porres los milagros parecían obras naturales.
[
editar] Su muerte
A la edad de sesenta años, Martín de Porres, cae enfermo y anuncia que ha llegado la hora de encontrarse con el Señor. La noticia causó profunda conmoción en la ciudad. Tal era la veneración hacia este mulato, que el
Virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, Conde de Chinchón, fue a besarle la mano cuando se encontraba en su lecho de muerte pidiéndole que velara por él desde el cielo.
Martín solicitó a los dolidos religiosos que entonaran en voz alta el Credo y mientras lo hacían, falleció. Eran las 9 de la noche del
3 de noviembre de 1639 en la Ciudad de los Reyes, capital del Virreinato del Perú. Toda la ciudad le dio el último adiós en forma multitudinaria donde se mezclaron gente de todas las clases sociales. Altas autoridades civiles y eclesiásticas lo llevaron en hombros hasta la cripta, doblaron las campanas en su nombre y la devoción popular se mostró tan excesiva que las autoridades se vieron obligadas a realizar un rápido entierro.
En la actualidad sus restos descansan en la
Basílica y Convento de Santo Domingo en Lima, (Perú) junto a los restos de Santa Rosa de Lima y San Juan Masías en el denominado "Altar de los Santos Peruanos".
[
editar] Beatificación y canonización
A pesar de la biografía ejemplar del mulato Martín de Porres, convertido en devoción fundamental de mulatos, indios y negros, la sociedad colonial no lo llevaría a los altares. Su proceso de beatificación hubo de durar hasta
1837 cuando fue beatificado por el Papa Gregorio XVI, franqueando las barreras de una anticuada y prejuiciosa mentalidad.
Casi ciento sesenta años tuvieron que transcurrir, desde la apertura del Proceso Apostólico hasta la Beatificación de Martín y ciento veinticinco años desde esta fecha hasta su canonización. Pero gradualmente y cada vez con más énfasis se insistió en la necesidad de dar cima su causa. Cuando en 1926 Su Santidad Pío XI dispuso su reanudación, todos concibieron grandes esperanzas y desde aquel punto se trabajó con ahínco por difundir su culto e implorar su intercesión. Refiriéndome tan sólo a Lima, su patria, así el centenario de la Beatificación en 1937, como el de su muerte, en 1939, dieron motivo a diversas manifestaciones de piedad y de adhesión que no poco contribuyeron a avivar en los ánimos el deseo de su triunfo.
En el año 1948 se remitió el proceso seguido en la curación instantánea de una señora de edad avanzada. El caso había ocurrido en la Asunción del Paraguay y se trataba de una obstrucción intestinal, rebelde a todos los tratamientos y que no podía ser operada por tratarse de una mujer de 87 años. El caso era desesperado y ya había sobrevenido un colapso cardíaco que agravaba el estado de la enferma. Una hija suya que vivía en Buenos Aires, toma un avión para ir al lado de la enferma y, desde el primer momento pone el asunto en manos del Santo Martín. Llega a la Asunción y aquella misma mañana, al amanecer, la enferma recobra completamente la salud y el mal desaparece. Este milagro fue aprobado por la Sagrada Congregación.
En el año 1956, tiene lugar otro prodigio debido a Martín. Un muchacho de poco más de cuatro años de edad, de Tenerife en las Canarias, recibe un golpe en el pie producido por un bloque de cemento de treinta kilos de peso. Prácticamente el pie queda deshecho y el estado de herido es de cuidado. Aparece la gangrena y no la pueden detener los médicos que asisten a Antonio Cabrera Pérez, que así se llama el muchacho. La amputación se hace necesaria a juicio de cuatro facultativos a quienes se consulta el caso. Pero he aquí que la familia vuelve los ojos a Martín, aplican al pie deshecho una imagen del Santo y el 1 de Setiembre en la noche, desaparece la gangrena y la cicatrización se inicia normalmente. Todos quedan estupefactos y el milagro parece patente.
Aprobado este milagro en la Sagrada Congregación, podía procederse a la Canonización, pues el Sumo Pontífice podía dispensar en el tercer milagro que comúnmente se exige. Como el examen de estos casos extraordinarios exige tiempo no se obtuvo la aprobación inmediato. El último de los citados fue visto por la comisión médica, compuesta de un buen número de médicos expertos y de nota el 11 de enero y el 18 de octubre de 1961. La comisión dio su fallo favorable y esto hizo pensar a algunos que, tal vez, en Diciembre de aquel año se realizaría la Canonización. No fue así. El 13 de febrero del 1962, la Junta de Teólogos revisó el proceso y la conclusión también cedía en favor de la causa. Por fin, en la Congregación General, presidida por su Santidad el Papa se aprobó el decreto llamado de Tuto, o sea que se consideró que no había óbice alguno para proceder a la Canonización. Este acto que tuvo lugar el 20 de marzo de 1962 llenó de alborozo a todos los devotos del Santo y comenzaron los preparativos para el gran triunfo de Martín.
En esta ocasión el concurso, que suele ser muy crecido, rebasó todos los límites, pues se llegó a ver lo que es muy raro que ocurra, esto es que entre la multitud se vieran representantes de todos los continentes y de todas las razas. La América del Sur, con el Perú a la cabeza, había enviado numeroso peregrinos; la América del Norte en donde tanta veneración se tributa al Santo, se veía también representada y no ya por gente de color sino aun por católicos de raza blanca; el África, el Asia, la Australia, todas estas regiones tenían delegados en gran número y, por último la Europa rendía también su fervoroso homenaje al humilde lego dominico. De España, de Francia, de la católica Irlanda, de Italia y Alemania, habían acudido grupos compactos, pero merecen singular mención, los irlandeses y los boloñieses, donde es Martín muy popular.
El
Papa Juan XXIII dijo el día de su canonización:
Martín excusaba las faltas de otro. Perdonó las más amargas injurias, convencido de que él merecía mayores castigos por sus pecados. Procuró de todo corazón animar a los acomplejados por las propias culpas, confortó a los enfermos, proveía de ropas, alimentos y medicinas a los pobres, ayudó a campesinos, a negros y mulatos tenidos entonces como esclavos. La gente le llama "Martín, el bueno".
Juan XXIII, alocución del 6 de mayo de 1962
Su festividad en el santoral católico se celebra el 3 de Noviembre, fecha de su fallecimiento. En diversas ciudades de Perú se efectúan fiestas patronales en su nombre y procesiones de su imagen ese día, siendo la procesión principal la que parte de la Iglesia de Santo Domingo en Lima, lugar donde descansan sus restos mortales.
[
editar] Patronazgos

estatuilla de San Martin de Porres.
Patrón Universal de la Paz.
Patrono de la justicia social en el Perú.
Patrón de los enfermos.
Protector de los pobres (junto a
San Vicente de Paul y San Camilo de Lelis).
Patrón de los barberos.
Patrón de los barrenderos.
Patrón de la intercesión de los animales.
Patrón de los químicos farmacéuticos del Perú.
Patrón de la sanidad de las fuerzas policiales del Perú.
Patrón de la Compañía de Bomberos Voluntarios "San Martín de Porres" Nº 65 - Distrito de San Martín de Porres, Lima.
Patrón de los trabajadores municipales del Perú.
Patrón tutelar del
Distrito de San Martín de Porres en Lima Perú.
Patrón de la
Universidad de San Martin de Porresen Lima - Peru
Patrón de Editora Perú y del diario El Peruano.
Patrón de la Parroquia El Recreo, de la ciudad de
San Fernando en Venezuela.
Patrono de la parroquia Caricuao y primera Iglesia en llevar su nombre en 1962 en venezuela
[
editar] Hermandades
Hermandad de Caballeros de San Martín de Porres y San Juan Macías: Es la institución prinipal, fundada el 9 de julio de 1922 en el Convento de Santo Domingo - Lima, Perú.
Hermandad de San Martín de Porres de San Juan de Miraflores Zona C Fundada: el 3 de setiembre de 1976 Lima, Perú.
Hermandad de Damas y Caballeros de San Martín de Porres, Iglesia La Inmaculada, Huancayo Perú: Fundada el 5 de Mayo de 1963.
Cofradía de Caballeros de San Martín de Porres: Fundada el 10 de noviembre de 1957 de la Parroquia-Santuario de San Martín de Porres, Lima, Perú.
Hermandad de Cargadores y Sahumadoras de San Martín de Porres de Barranco: Fundada el 2 de enero de 1964. Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús de ]]Distrito de BarrancoBarranco]].
Hermandad de San Martin de Porres de Palomino - Cercado de Lima.
Hermandad de San Martín de Porres de Barranco
[1]
Hermandad de Cargadores de San Martín de Porres de Cruz Blanca, Santa María - Huacho
Hermandad de San Martín de Porres de Sandia - Cercado de Lima: Fundada el 15 de Noviembre de 1957.
Hermandad de Cargadores de San Martin de Porres de Valdiviezo, fundad el 21 de diciembre de 1962. - SMP
Hermandad de San Martin de Porres de Condevilla Señor 2da Etapa Sector 11 . San Martin de Porres: Fundada el 17 de Junio de 1979. Jr.Felix del Valle 432 .
[
editar] Bibliografía
Tradiciones Peruanas, Ricardo Palma, Editorial Vasco Americana, 1967.
San Martín de Porres, Jose Antonio del Busto, Editorial Fondo Ed. PUCP, Lima 2006.
Biblioteca Hombres del Perú, Pedro Rodríguez Crespo, Tomo 1, Pontificia universidad católica del Perú. PUCP - Editorial Universitaria, 2003, p. 309-328: ill
[
editar] Véase también
Santa Rosa de Lima
San Juan Masías
Santo Toribio de Mogrovejo
San Francisco Solano
Señor de los Milagros (Lima)
[
editar] Enlaces externos
Commons
Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Martín de Porres.
Biografía y semblanza espiritual de Martín de Porres en Dominicos.org
Tradiciones Peruanas: Los ratones de Fray Martín
Milagros de San Martín de Porres
Los Santos de Lima - del programa de TV "A la vuelta de la esquina" con imágenes de la casa natal de San Martín de Porres.
Fragmento de la película "Fray Martín de Porras" (México - 2006)
Caballeros de la Hermandad de San Martín de Porres Video: informe de la cadena CNN
Novena a San Martin de Porres
Obtenido de "
http://es.wikipedia.org/wiki/Mart%C3%ADn_de_Porres"

miércoles, 9 de diciembre de 2009

la cualidades

Estás aquí: Dios >> Cualidades de una Buena Persona

tema n° 1

Cualidades de una Buena Persona – La FuenteAmable, solidario, cuidadoso, comprensivo, paciente y amoroso, son algunas palabras que vienen a la mente cuando enumeramos las cualidades de una buena persona. Generalmente conocemos a las buenas personas por lo que hacen, por ejemplo, actos de entrega. Un buen lugar para analizar con perspicacia las cualidades de una buena persona, es la Palabra de Dios, la Biblia.
Cualidades de una Buena Persona – Mostrar bondad a Todos los DemásLa Biblia nos enseña a dar a quienes están en necesidad. Esa es una de las cualidades de una buena persona. “No se olviden de hacer el bien y de compartir con otros lo que tienen, porque ésos son los sacrificios que agradan a Dios” (Hebreos 13:16). “Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen” (1 Timoteo 6:18). Es fácil mostrar compasión con la gente que nos agrada y con los necesitados. Sin embargo, alguien que posee las cualidades de una buena persona, debe además mostrar compasión y bondad con sus enemigos. “¿Y qué mérito tienen ustedes al dar prestado a quienes pueden corresponderles? Aun los pecadores se prestan entre sí, esperando recibir el mismo trato. Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados. Sean compasivos, así como su Padre es compasivo” (Lucas 6:34-36).
Cualidades de una Buena Persona – Obedecer la LeyUna de las más importantes cualidades de una buena persona, es obedecer a las autoridades. “Recuérdales a todos que deben mostrarse obedientes y sumisos ante los gobernantes y las autoridades. Siempre deben estar dispuestos a hacer lo bueno” (Tito 3:1). “Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él”(Romanos 13:1).
Cualidades de una Buena Persona – ¿Son Suficientes Para Ir al Cielo?Alguien podría tener todas las cualidades de una buena persona, ¡pero no son suficientes para ir al cielo! La Biblia dice que los buenos actos no salvan a la gente del pecado. La salvación es posible solamente a través de la misericordia y gracia de Dios. Todos somos pecadores (Romanos 3:23) y las buenas acciones no nos pueden salvar de nuestro pecado (Efesios 2:8-9). La Biblia dice que todos somos pecadores e indignos de llegar al estándar de la perfección de Dios. Mas bien, merecemos la muerte como paga por nuestro pecado (Romanos 6:23). Dios hizo un camino para que nosotros seamos perdonados por nuestro pecado y fue a través de su Hijo inmaculado, Jesucristo. Él envió a su Hijo Jesús a la tierra para morir por nuestros pecados y abrir un camino para que podamos pasar la eternidad con él en el cielo (2 Corintios 5:21). Él te ofrece su regalo de una vida eterna; ¿la aceptarás? Si quieres aceptar a Jesucristo ahora, haz una oración similar a esta: “Dios, me doy cuenta que soy un pecador y que no puedo encontrar el camino al cielo siendo una buena persona. Me arrepiento de mi pecado y te pido perdón. Creo que tu hijo Jesucristo murió en la cruz por mis pecados y se levantó de la muerte. Confío en ti para la salvación. Acepto tu regalo ahora. Ayúdame a obedecerte y a crecer en mi caminar. En el nombre de Jesús, amén”. La Biblia dice que si tú aceptas el regalo de Jesucristo de salvación eterna, pasarás la eternidad con Dios en el cielo. “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo” ” (Romanos 10:9). ¡Bienvenido a la familia de Dios! Te animamos a que ahora busques una iglesia local, donde puedas aprender más de la Biblia.

domingo, 6 de diciembre de 2009

La navidad

La Navidad

La navidad (latín: nativitas, 'nacimiento' )? es una de las fiestas más importantes del Cristianismo, junto con la Pascua y Pentecostés, que celebra el nacimiento de Jesucristo en Belén. Esta fiesta se celebra el 25 de diciembre por la Iglesia Católica, la Iglesia Anglicana, algunas otras Iglesias protestantes y la Iglesia Ortodoxa Rumana; y el 7 de enero en otras Iglesias Ortodoxas, ya que no aceptaron la reforma hecha al calendario juliano, para pasar a nuestro calendario actual, llamado gregoriano, del nombre de su reformador, el Sumo Pontífice Gregorio XIII.
Los angloparlantes utilizan el término Christmas, cuyo significado es ‘misa (mass) de Cristo’. En algunas lenguas germánicas, como el
alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que significa ‘noche de bendición’. Las fiestas de la Navidad se proponen, como su nombre indica, celebrar la natividad (es decir, el nacimiento) de Jesús de Nazaret.
Aunque para algunos historiadores la celebración de la Navidad histórica debería situarse en primavera (entre abril y mayo), y para otros, siguiendo el relato de
Lucas 2:8, que indica que la noche del nacimiento de Jesús, los pastores cuidaban los rebaños al aire libre y que el cielo estaba lleno de estrellas, es poco probable que este acontecimiento hubiera ocurrido en el invierno (hemisferio norte). La Iglesia cristiana mantiene el 25 de diciembre como fecha convencional, puesto que en la primavera u otoño la Iglesia celebra la Pascua.


Contenido[ocultar]
1 Formación de la Navidad como fiesta de diciembre
2 Adopción de la fecha de Navidad como 25 de diciembre
3 Prohibición de la celebración de la Navidad
4 Fiestas no cristianas del 25 de diciembre
5 Cálculo de la fecha de Navidad según los Evangelios
6 Celebración litúrgica
6.1 En la Iglesia Católica
6.2 En las Iglesias Ortodoxas
6.3 En el Protestantismo
7 Tradiciones navideñas
8 Alumbrados Navideños
9 Personajes míticos de la Navidad cristiana
10 La Navidad en la actualidad
11 La Navidad en las artes, la televisión y el cine
11.1 En el arte
11.2 En la televisión
11.3 En el cine
11.4 En la música
12 Véase también
13 Enlaces externos
14 Notas

lunes, 30 de noviembre de 2009

El tiempo de Adviento

Adviento


El adviento (latín: adventus Redemptoris, 'venida del Redentor' )? es el primer periodo del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de preparación para el nacimiento del Salvador. Su duración es de 21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la festividad de Navidad.
Marca el inicio del año litúrgico en casi todas las confesiones cristianas. Durante este periodo los feligreses se preparan para celebrar la conmemoración del nacimiento de Jesucristo y para renovar la esperanza en la segunda Venida de Cristo Jesús, al final de los tiempos Parusía.
Durante el adviento, se prepara en cada hogar (no sólo en la Iglesia) una corona de ramas de pino, llamada Corona de adviento con cuatro velas, una por cada domingo de adviento. Hay una pequeña tradición de Adviento: a cada una de esas cuatro velas se le asigna una virtud que hay que mejorar en esa semana, por ejemplo: la primera, el amor; la segunda, la paz; la tercera, la tolerancia y la cuarta, la fe.
Los domingos de adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote.

Tiempo de Adviento

El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico y empieza el domingo siguiente de la fiesta de Cristo Rey, próximo al 2 de diciembre.
Término: Adviento viene de adventus, venida, llegada, termina el 24 de diciembre por la mañana. Forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.
Color: En este tiempo se utiliza el color morado.
Sentido: El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.
Duración: 4 semanas
Partes: Se puede hablar de dos partes del Adviento:
Desde el primer domingo al día 16 de diciembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos;
Desde el 17 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana de Nochebuena", y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo, la Navidad.
En estos días, las antífona del Magnificat (en el rezo de Vísperas), son las llamadas "Antífonas de la O", puesto que todas ellas empiezan por la invocación "Oh", seguida de un título alusivo a Cristo y del resto de la antífona.
Estas son:
-Día 17: Oh Sabiduría...
-Día 18: Oh Adonai...
-Día 19: Oh Renuevo del tronco de Jesé...
-Día 20: Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel...
-Día 21: Oh Sol que naces de lo alto...
-Día 22: Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos...
-Día 23: Oh Emmanuel...
Personajes: Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesia ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.

Origen

La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. La corona está formada por una gran variedad de símbolos:
La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.
Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Las cuatro velas: Nos hace pensar en la oscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas de la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia. Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.
El listón rojo: representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

Lecturas Biblicas en el Adviento

CICLO A:
-Domingo Primero: Isaías 2,1-15; 121, Salmo 1-2. 4-5- 6-7- 8-9; Romanos 13, 11-14a; Mt. 24, 37-44.
-Domingo Segundo: Isaías 11,1-10; Salmo 71, 1-2. 7-8. 12-13. 17; Romanos 15, 4-9; Mt. 3, 1-12.
-Domingo Tercero: Isaías 35, 1-6a 10; Salmo 145, 7. 8-9a. 9bc-10; Santiago 5, 7-10; Mt. 11, 2-11.
-Domingo Cuarto: Isaías 7, 10-14; Salmo 23, 1-2. 3-4ab. 5-6; Romanos 1, 1-7; Mt. 1, 18-24.
CICLO B:
-Domingo Primero: Isaías 63, 16b-17. 19b; 64, 2b-7; Salmo 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19 4; 1 Corintios 1,3-9; Mc. 13, 33-37.
-Domingo Segundo: Isaías 40, 1-5. 9-11; Salmo 84, 9ab-10. 11-12. 13-14 8; 2 Pedro 3, 8-14; Mc. 1,1-8.
-Domingo Tercero: Isaías 61, 1-2a. 10-11; Lc. 1, 46-48. 49-50. 53-54; 1 Tesalonicenses 5,16-24; Jn. 1, 6-8.19-28.
-Domingo Cuarto: 2 Samuel 7,1-5. 8b-12. 14a.16; Salmo 88, 2-3. 4-5. 27 y 29; Romanos 16,25-27; Lc. 1,26-38.
CICLO C:
-Domingo Primero: Jeremías 33, 14-16; Salmo 24, 4bc-5ab. 8-9. 10 y 14; 1 Tesalonicenses 3, 12- 4,2; Lc. 21, 25-28. 34-36.
-Domingo Segundo: Baruc 5,1-9; Salmo 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6; Filipenses 1,4-6.8-11; Lc. 3,1-6.
-Domingo Tercero: Sofonías 3,14-18; Isaías 12,2-3. 4bcd. 5-6; Filipenses 4,4-7; Lc. 3,10-18.
-Domingo Cuarto: Miqueas 5,1-4; Salmo 79, 2ac y 3c. 15-16. 18-19; Hebreos 10, 5-10; Lc. 1,39-45.

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jueves, 22 de octubre de 2009

Luis enrique ascoy

Luis Enrique Ascoy

Luis Enrique Ascoy nació en Lima en el año de 1965. Desde los 14 años participó como catequista de niños en su Parroquia San Francisco Solano del Rímac. A los 18 años tuvo su primer encuentro personal con Jesús, haciendo oración comunitaria al final de una chocolatada para niños realizada en el Cerro Santa Rosa.
En 1984 formó su primera banda de rock cristiano llamada "Getsemaní" y en 1987 inició su labor como solista para el Señor, grabando su primer cassette para Librerías Paulinas titulado "Donde Estabas Libertad". En dicho año, inició sus estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Lima.
En 1991, se tituló de Abogado y comenzó a ejercer su profesión en diversos estudios jurídicos de Lima. Paralelamente seguía evangelizando a través de la música.
En 1992, luego de ofrecer muchos recitales en parroquias y colegios del país, es convocado por Monseñor Hugo Garaycoa para dirigir el Proyecto Especial de Evangelización a través de la Música (EVANGELICANTO) desde la Comisión Episcopal de Juventud. En dicho año, contrae matrimonio con su compañera de toda la vida, la Srta. Lida Hoyos Salazar y se inicia una etapa de afirmación y florecimiento del movimiento de músicos católicos del país.
En 1993, Dios bendice al joven matrimonio Ascoy-Hoyos con el nacimiento del primogénito llamado Luis Enrique Jr. y al año siguiente Luis Enrique viaja a España invitado por el Proyecto DAVID para ofrecer recitales en Barcelona y grabar su primera producción digital titulada "Vida 10 años".
El 5 de Agosto de 1996, los esposos Ascoy toman una de las decisiones más trascendentales de sus vidas. Dejar sus profesiones (Abogado y Contadora) para dedicarse a tiempo completo a evangelizar. De allí en adelante el Espíritu Santo a llevado a Luis Enrique por casi todo el Perú y toda América. Ese mismo año es convocado por el Cardenal Augusto Vargas Alzamora, para integrarse a la Vicaría de la Juventud de Lima.
En 1997, Luis Enrique es convocado por el CELAM para grabar un CD. titulado "Lenguas de Fuego" junto a otros artistas católicos de la talla de Martín Valverde, Daniel Poli, etc.
En Febrero de 1998 nace la segunda hija de este joven matrimonio, llamada María Belén y al año siguiente sale a la venta la última producción musical en estudio de Luis Enrique titulada: "Amor de los Amores", que constituye sin lugar a dudas su mejor y más acabado trabajo musical por los frutos pastorales que Dios viene realizando a través del mismo.
En 1999, se editan los trabajos mancomunados "Amén" (junto a otros músicos católicos peruanos) y "Pescando en Red" (junto a Daniel Poli y Martín Valverde). Finalmente la nuevo producción musical de Luis Enrique es el concierto en vivo "Acústico III" donde le dedica de manera póstuma a Monseñor Augusto Vargas Alzamora, la canción "Me juego por la libertad" cuyo contenido profético quedó evidenciado con los acontecimientos políticos que sucedieron en el Perú en los meses siguientes a la grabación de dicho concierto.Luis Enrique Ascoy cuenta con catorce producciones musicales y una en portugués, las cuales son:- Donde Estabas Libertad- Hasta Cuando Salga el Sol- No Nos Callarán- Vida 10 Años (Grabado en España)- Juntos en Concierto (Grabado en Argentina junto con Daniel Poli)- Palabra de Cantautor- Acústico - volumen I- Acústico - volumen II- Palavra de Cantor (Portugués)- Lenguas de Fuego (Grabado junto a Sandra Salas, Martín Valverde, Eugenio Da Silva, Daniel Poli)- Amor de los Amores (Grabado en Argentina)- Amen, canciones para el nuevo milenio- Pescando en Red (Grabado en Argentina junto a Martín Valverde y Daniel Poli)- Acústico - volumen IIIHa realizado giras a los siguientes países:- Argentina (MULTIFESTIVAL BANUEV, TALITA KUM, Y OTROS)- Chile (ENCUENTRO INTERCONTINENTAL DE JOVENES Y OTROS)- Brasil (MULTIFESTIVAL HALLEL DE MARINGA)- Estados Unidos (FESTIVAL HOSSANNA)- Guatemala (FERIA CATOLICA INTERNACIONAL)- Costa rica (FERIA CATOLICA INTERNACIONAL)- Ecuador (PROVINCIAS VARIAS)- Colombia (BOGOTA - BARRANQUILLA)- Bolivia (FESTIVAL DE LA PASTORAL JUVENIL)- México (DISTRITO FEDERAL Y PROVINCIAS VARIAS)- España (PROYECTO DAVID)
Actualmente Luis Enrique es Director de Formación de la RED MAGNIFICAT (Asociación Latinoamericana de Músicos Católicos) y al mismo tiempo continúa su labor de evangelización desde su Parroquia San Francisco Solano del Rímac y en cada comunidad que de todo el Perú y el extranjero solicita sus servicios pastorales.

hermana Glenda

Contenido[ocultar]
1 Biografía
1.1 Su acercamiento al cristianismo
1.2 Su vocación
1.3 Su actividad musical
1.4 Discografía
1.5 Colaboraciones musicales
2 Enlaces externos
Nació en Parral, hija de los profesores Erasmo Hernandez Troncoso y Graciela Aguayo Sobarzo. Ella es la segunda de cuatro hermanos, ellos llamados Orielle, Leonardo y Grace. Realizó la mayor parte de sus estudios en Linares; de segundo a cuarto de primaria (enseñanza básica en Chile) estudia en el Colegio de la Providencia, dirigido por una congregación de monjas canadienses; y el séptimo y octavo básico en el Colegio María Auxiliadora, dirigido por las religiosas salesianas. La enseñanza media (bachillerato) la cursó en el liceo B 27 de la Ciudad de Linares.
Fue una adolescente muy inquieta, perteneció a la
Cruz Roja, fue ecologista, presidenta del centro de alumnos de su liceo e incluso deportista de vóleibol y atletismo. Sus cercanos la reconocían por tener un carisma y simpatía especial que siempre la hicieron popular en los colegios por donde estuvo. También en esos años comienza a cantar junto con otras dos amigas en los festivales y actos de su liceo y ciudad.
Su acercamiento al cristianismo [
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Glenda comenzó a participar de la
misa dominical de la catedral de la ciudad de Linares, donde se hizo conocida y esperada su participación en la eucaristía. En esta época el hoy emérito Obispo de Linares Carlos Camus Larenas, le solicitó que le grabara un casete con todas las canciones que interpretaba tanto en misa como en las adoraciones eucarísticas. Tiempo después, cuando Glenda ya era consagrada y estaba estudiando en Roma, el Obispo Camus se encontró con ella le hizo recordar ese detalle, el cual para Glenda significó un signo más de que su Iglesia bendecía su ministerio de evangelización con la música.
En
1985, a la edad de 14 años, decide conocer más de cerca la persona de Jesucristo, a contracorriente de su padre y del ambiente que se vivía en el Liceo donde ella cursaba la enseñanza media (o bachillerato), en el cual había muy pocos estudiantes católicos. Todo el ambiente que la rodeaba la inducía a conocer otras creencias religiosas y filosóficas distintas al cristianismo católico; a esa edad también realiza sus primeras composiciones: Canciones de amor para su novio y más tarde canciones que le nacían del encuentro con Dios.
Comenzó a cantar en la misa dominical de la
Catedral de su ciudad y, a través de este ministerio, poco a poco se va acercando a Dios. Glenda cuenta que poco a poco, iba entendiendo lo que iba cantando. Se quedaba mirando la cruz después de misa y le preguntaba al Señor: ¿Es verdad que has muerto por mí?, ¿Qué sentido tiene la vida?, ¿Por qué?...
Al ganar en un festival diocesano de música, recibe como premio una
Biblia, por cuya lectura tuvo su primera experiencia de encuentro personal con el Señor. Después de la misma se decide a trabajar en la antigua cárcel de mujeres de Linares, aunque primero le fue negada la entrada porque a penas tenía 15 años, Glenda insistió y no pudieron impedirle realizar sus primeras experiencias apostólicas entre los que más sufren. Glenda buscaba comunicar su experiencia de Dios: «¿Por qué yo experimento el amor que Dios me tiene y los demás no?». Esta inquietud la movía a entregarse y dar a conocer a Dios a todos, en especial a sus compañeros de liceo y de ciudad.
A Glenda la marcaron muchas personas, pero sin lugar a duda en esa época adolescente, don Carlos Camus, su Obispo, influyó notablemente en su sensibilidad pastoral. Fue un Obispo muy
misionero, visitó todos los rincones de la diócesis a quién el mismo le dio forma y consistencia. Fue uno de los primeros Obispos que arriesgando su vida se enfrentaron abiertamente a la dictadura de Augusto Pinochet Ugarte. Estuvo muchas veces amenazado de muerte y calumniado. Incluso en cierta ocasión al salir de misa donde Glenda estuvo presente, la asamblea hizo una cadena humana para proteger al obispo de posibles ataques de los militares del régimen. Glenda fue así influenciada por el profetismo de don Camus en decir la verdad y de enfrentarse con los poderosos para defender a los más débiles.
Su vocación [
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Luego de esta primera llamada a la fe cristiana, comienza a nacer en Glenda el interés por una vida de consagración completa a Dios. Miraba a las personas consagradas que iban apareciendo en su camino y pensaba: ¡qué fantástico debe ser vivir sólo para Dios! Un día siguió, sin ser vista, a una consagrada y hasta se atrevió a tocarle el borde de su hábito, «quería saber cómo era».
Encuentra a
Jesucristo cuando solo tenía 15 años. Fue una experiencia con la Biblia. Ella cuenta que después que se la ganó como premio en un festival diocesano de música, la leía todos los días. Un día como esos, Dios se hizo presente y abrió los ojos de su mente y de su corazón como a los peregrinos de Emaús. Entonces, reconoció al Señor, experimentó y gustó de su presencia y de su amor. Ella nos dice que fue tan grande esa experiencia que cambió por completo su vida. Comienza a dedicarse a comunicar esa experiencia en el apostolado y a la profundización de la misma en la oración. Luego recibe una segunda llamada del Señor. El Señor le pedía dejar su familia, su país, su ambiente, su novio..¡posponerlo todo! y entregarse en cuerpo y alma a servir al Señor. Decide entonces, después de años de lucha y discernimiento, consagrar su vida a Dios. En 1988, Glenda da el paso definitivo, aunque confiesa que tuvo dolor, deja a su novio y entra en las Hermanas de la Consolación. «Eso es lo que siempre he hecho en mi vida —dice Glenda—: consolar, y eso es lo que quiero seguir haciendo». Lleva 20 años consagrada al Señor e intenta "hablar al corazón del hombre", consolando a los demás con el mismo consuelo que de Dios recibe.
Vive sus primeros años de formación en Chile. En 1991 se traslada a
Buenos Aires, Argentina y luego reside en Tucumán, al norte de ese país, trabajando como misionera, completamente dedicada al anuncio del Evangelio entre los jóvenes más pobres. Durante años de intenso apostolado en Argentina acompañó a numerosos jóvenes en el descubrimiento de su vocación personal, todavía hoy la recuerdan. Luego Glenda viaja a Roma para estudiar teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Realiza también un servicio en la secretaria de Estado del Vaticano, como secretaria del Óbolo de San Pedro. El año 2000 es enviada a España y comienza sus estudios de psicología en la Universidad Pontificia de Salamanca, de la que ahora es doctoranda. Dios y el ser humano, son sus dos grandes pasiones a quienes les dedica largas horas de oración y estudio. En Europa, la labor de Glenda se ha centrado sobre todo en la evangelización. Ha recorrido casi toda España anunciando al Señor Jesús y provocando a los jóvenes españoles a tener de verdad un encuentro con Cristo.
La Hermana Glenda recibe una segunda llamada, dentro de la gran llamada a la vida consagrada que vive desde hace 20 años. Al igual que Madre Teresa de Calcuta que dejó su colegio para responder a otra llamada recibida, la Hna glenda, dejando su vida normal como religiosa dedicada sobre todo a la enseñanza, se pone bajo obediencia del Obispo de Terrassa en
Barcelona, España, para dedicarse por completo al anuncio del Evangelio por el mundo entero. Su superiora general y ella, ven que Dios está hablando y que para responderle ella necesita de un marco canónico más amplio, que le permita responder a la llamada de Dios a la "evangelización de los pueblos" que desde hacía años, a través de muchos signos, el Señor le pedía. Por eso después de conversar su Superiora y su nuevo "superior", el Obispo Diocesano, la Hna Glenda hace el cambio al "Ordo Virginum", la forma más antigua de consagracion de la mujer en la Iglesia.
Esta forma de Consagración le permite dedicarse a sus viajes misioneros, llevando la Palabra de Dios por medio de la predicación y la música, más allá de las obras propias de un instituto religioso: Colegios, hospitales, asilos de ancianos, etc. En esta forma de vida "Consagrada", no se hacen votos, sino que se recibe una "solemne consagración" por parte del Obispo, quien entrega a la consagrada 3 insignias que resumen su vida y misión: VELO, signo de su pertenencia a Dios y su servicio a la Iglesia (uso opcional, según sea conveniente o no para la misión de cada consagrada, ya que esta vocación permite ejercer un carisma particular y no grupal a diferencia de las órdenes religiosas femeninas); reciben también el Anillo, signo de su esponsalidad con Cristo y el' Libro de la Liturgia de las horas para que viva una vida de oración y servicio, según sea su carisma particular.
Actualmente en el mundo hay mas 5.000 consagradas en el Ordo Virginum que viven su consagración a Dios de variadísimas maneras: las hay que trabajan en un banco u oficina, sin que nadie sepa su "consagración solemne", hasta otras expresan de una forma más visible su Consagración llevando el velo, cruz y otros signos religiosos, según sea oportuno para la misión que realizan. En esto se rigen por los respectivos Directorios diocesanos y con el permiso del Obispo Diocesano.
En un mundo necesitado de “signos visibles que hablen de Dios y de la Consagración a El y a la Iglesia, nuestra Hna Glenda, con el permiso de su Obispo, ha optado por continuar con la “visibilidad de su consagración”, ya que es acorde a la misión que hoy por hoy realiza. Estamos agradecidos con Dios y con la sabiduría de la Iglesia, que permite a la mujer desde el Ordo Virginum poder ejercer tantos y tan variados carismas y apostolados, con tantos tipos y grados de visibilidad de la Consagración a Dios. Desde ya encomendamos la vida y misión que Dios a pedido a la Hna Glenda a la “Virgen María, y a las vírgenes: Santa inés, Marcelina y tantas otras, que desde los tiempos apostólicos han sabido dar testimonio de un amor de predilección esponsal por el Señor, en lo escondido del día a día, o en la máxima visibilidad social de sus desposorios con Cristo, su Esposo

martin valverde

Contenido[ocultar]
1 Biografía
2 Producción musical
3 Discografía
4 DVD’s
5 Libros
6 Charlas en CD
7 Véase también
Martín Valverde nació en San José, Costa Rica, el 19 de enero de 1963. Ese mismo año fue bautizado en la Parroquia de Nuestra Señora de la Dolorosa, de los Padres Dominicos, pero se educó con los salesianos, en el Colegio de Don Bosco, donde estudió once años. Sus formadores más importantes en ese tiempo fueron los Sacerdotes de dicha congregación quienes le infundieron su amor y visión por los jóvenes, por la Iglesia, por la Virgen María y por la música. En ese entonces, su padrino, el padre Jorge Miranda, le pide dirigir un grupo musical salesiano en Costa Rica y poco después funda un coro parroquial.
Martín Valverde estudió música a nivel profesional en la Escuela de Guitarra Clásica de San José y en el Conservatorio de la Universidad de Costa Rica, donde además formó parte del grupo musical de dicha institución.
Hacia 1979, motivado por su hermana, Martín Valverde ingresa al movimiento de la Renovación Carismática Católica. A partir de entonces comenzó a componer canciones religiosas. En esa época entabla estrecha relación con muchos movimientos juveniles dentro de la Iglesia, que lo llevaron a México, país donde conoció a Elizabeth Watson (lizzy de cariño) , quien se convirtió en su esposa, en 1986.
En 1989, después de radicarse un año en Tehuacán, dirigiendo retiros, campamentos y conciertos, Martín Valverde fue invitado a colaborar en la capacitación de músicos para la evangelización y formación de líderes juveniles en la oficina latinoamericana de Evangelización 2000. Este proyecto fue la plataforma internacional que Dios usó para impulsar su trabajo en toda América Latina
Ha participado en innumerables eventos nacionales e internacionales organizados por la Iglesia Católica, no sólo en instalaciones como catedrales, basílicas, parroquias y foros de instituciones pastorales, sino en muchos otros lugares como estadios, plazas, explanadas, auditorios y numerosos teatros de reconocido prestigio por lo que se le reconoce como el primer músico católico en hacer presencia cultural en esos lugares.
Actualmente dirige una empresa de laicos católicos comprometidos, llamada "Producciones Dynamis", la cual promueve y asesora a diversos músicos y grupos musicales de evangelización, además de distribuir en toda América Latina y parte de Europa los materiales musicales de estos y otros muchos músicos católicos.
Producción musical [editar]
En octubre de 1998 fundó y fue nombrado primer Coordinador de la Red Magnificat, Asociación Americana de Músicos, Productores y Promotores musicales católicos. Esta organización reúne a más de 20 organizaciones musicales católicas de Estados Unidos, México, Cuba, Centroamérica, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, Argentina, Chile y Brasil.
Martín Valverde ha realizado más de 25 producciones musicales en audio (español, inglés, portugués e italiano), 2 en video y 2 libros de formación para músicos (español, portugués e italiano).
Dentro de estas producciones musicales, la mayoría han sido elaboradas por iniciativa propia, otras a solicitud de diversas instituciones católicas y, otras más, a petición de la jerarquía eclesiástica, como el Consejo Episcopal Latinoamericano "CELAM" (Lenguas de Fuego), la Conferencia Episcopal Mexicana (Bella Dama) y la Arquidiócesis Primada de México (Felipillo es Santo y Águila que ama).
El 21 de Mayo del 2000, Martín cantó en la Plaza de San Pedro, en Roma, durante la Santa Misa y Ceremonia de canonización de 27 santos mexicanos durante el jubileo de México en el calendario del Año Santo del 2000. Dicha ceremonia fue presidida por el Papa Juan Pablo II, quien, posteriormente, recibió a Martín y su esposa en audiencia.
Martín Valverde es mexicano por naturalización y se radica en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México, junto con su esposa y sus tres hijos: Martín Gerardo, Daniela María y Jorge Pablo.

comunidad juvenil

Parroquia Cristo Rey
Pueblo Nuevo – Chincha

Listado de temas en la Comunidad Juvenil


ETAPA DE INICIACION CRISTIANA
Tema Nº 01 Los Sacramentos
Tema Nº 02 Jesús
Tema Nº 03 María: la Perfecta Discípula
Tema Nº 04 La Oración
Tema Nº 05 Eucaristía I:
Tema Nº 06 Iglesia: Pueblo de Dios
Tema Nº 07 El Papa: Sucesor de Pedro
Tema Nº 08 Eucaristía II: La Santa Misa
Tema Nº 09 Las Sectas
Tema Nº 10 La Santa Biblia: Palabra de Dios

Tema Nº 11 Autoestima
Tema Nº 12 La comunicación y la relación de pareja
Tema Nº 13 Liderazgo
Tema Nº 14 La familia
Tema Nº 15 El amor
Tema Nº 16 El pecado
Tema Nº 17 El perdón y La reconciliación
Tema Nº 18 Dones de Espíritu Santo
Tema Nº 19 Imágenes y veneración
Tema Nº 20 Verdad y Justicia

lunes, 19 de octubre de 2009

mensaje de nuestra madre Maria

Los grupos de oración son necesarios en todas las parroquias" (11 de Abril de 1982)
Los grupos de oración son signos de esperanza para la Iglesia y para la sociedad de hoy.Son un vehículo para propagar la Palabra de Dios y desarrollar el crecimiento espiritual de sus miembros.
¡Forma un grupo de Oración HOYLos Grupos de Oración son como flores….
“Queridos hijos yo quisiera que cada uno de ustedes fuera como una flor” (Diciembre 21, de 1984)
Los grupos de oración son como flores. Cada flor tiene su propia belleza individual. Las flores pueden ser presentadas de diferentes maneras en un ramillete. Cada flor mantiene su propia belleza y junto a otras flores, el ramillete es de una belleza especial. Un ramillete de flores crea una armonía más agradable que si miráramos cada flor individualmente.
Los grupos de oración, como las flores, pueden ser grandes o pequeños. Pueden orar juntos 30 minutos o 3 horas. El tamaño y el tiempo dependen de las necesidades del grupo y del grado de espiritualidad y vida de oración de sus miembros. El lugar de reunión puede ser: en la iglesia, en el trabajo, en el hogar de alguien o en un lugar apropiado al aire libre.
¡Lo principal en un grupo de oración es orar con el corazón de Jesús y a María y crecer en la santidad personal y como comunidad!
"¡Oren” Entréguenme sus corazones” ( 9 de noviembre de 1983)
Formato sugerido para un grupo de Oración
Oración al Espíritu Santo.
El Santo Rosario - pueden ser 5, 10 o 15 misterios. Cantar el “Ave, Ave” o alguna otra canción corta entre decena y decena, añade un elemento más de alegría a la oración.
Oraciones especiales – éstas son a discreción de los miembros.
Lecturas de la Santa Biblia – selección de lecturas apropiadas, según el tiempo litúrgico.
Meditar los mensajes de María Reina de la Paz – leer, comprender y vivir los mensajes de Nuestra Señora.
Compartir la fe – esto pueden hacerlo los mismos miembros o un invitado especial.
Acción de gracias y peticiones – se pide y se da gracias.
Oración de Sanación.
Anuncios – próximas actividades.
"Oren y perseveren en la oración” (3 de diciembre de 1981)
Otras oraciones que pueden integrarse
Corona de la Divina Misericordia.
Oraciones de Fátima.
Letanías de la Santísima Virgen María.
Letanías al Sagrado Corazón de Jesús.
Consagraciones a los Corazones de Jesús y María
El Angelus.
Lectura de los Salmos.
Oraciones y novenas a Santos y Angeles.
Oraciones personales del grupo.
Si el grupo se reúne en una iglesia o capilla, sería deseable concluír con la Santa Misa y Adoración al Santísimo Sacramento.
¡Prepara tu ramillete para Jesús y María!

Santo Domingo de savio




Biografía de Santo Domingo Savio
Se agradece a Editorial Salesiana de Venezuela
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Nacimiento y Bautizo -Infancia-Primera ComuniónAlumno ejemplarUna respuesta edificanteUn encuentro peligroso-Un castigo injusto-Primer encuentro con Don Bosco-Primer mes en el oratorioEjemplos edificantesUn ejemplo heroico de caridad-La santidad que Don Bosco quería de sus jóvenesDevoción a María SantísimaPermanece en éxtasis durante varias horasQuebrantos de salud-Milagrosa curación de su madreDon Bosco premia a los mejores alumnos del oratorioOtra intervención heroicaRevelaciones especiales de Dios-Sus mejores amigosDespedida del oratorio-Su muerte¿Visión o sueño?La opinión de dos Papas¿Cómo era Domingo Savio?La BeatificaciónLa Canonización
Nacimiento y Bautizo
En Riva de Chieri, en la humilde casita de los esposos Carlos y Brígida, durante toda la noche, la luz había permanecido encendida. Los amigos y familiares entraban y salían.-¡"Ya verás, todo saldrá bien"!, le decía Carlos mientras con cariño le apretaba la mano."Sí, Carlos, así lo espero. Le he rezado mucho a la Virgen. Debe oírme. Se lo consagraré a Ella".Las horas pasaban lentamente. Amaneció el día 2 de abril. Era sábado. Carlos entra y sale del cuarto. Está nervioso. A las nueve de la mañana de aquel 2 de abril de 1842 Brígida daba a luz un niño.El grito del recién nacido ahogó las lágrimas de alegría de una madre feliz.Había nacido Domingo Savio.Ese mismo día hacia el atardecer, Carlos y Brígida bautizaron al niño.Como a su abuelo, lo llamaron Domingo.
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Infancia
De Riva de Chieri se trasladaron a Murialdo. Domingo tenía sólo unos veinte meses.En 1844 le nace un hermanito. ¡Apenas tuvieron tiempo para bautizarlo! ¡Pobre Brígida! Cada nacimiento de un hijo significaba para ella horas de angustia, de dolor y amargo desengaño.Carlitos muere al día siguiente de nacer.En Murialdo van a nacer otros hermanitos de Domingo. La familia aumenta. Brígida tendrá que multiplicarse para atender a todos. Pero ella, como la mujer fuerte de la Biblia, se entrega a su esposo y a sus hijos sin que se agoten sus reservas de amor.Carlos podrá olvidarlo todo. Pero no olvidará esos años de Murialdo cuando Dominguito se hacía todo amabilidad para darle a él esas horas de alegría. Más tarde, al recordar aquellos años, sus amigos le oirán repetir: "¡Cuánto consuelo y satisfacción me proporcionaba mi Domingo!".Domingo tiene cinco años. Mientras sus dos hermanitos quedan dormidos en la casa, la madre lo lleva a la Iglesia. Muchas veces la puerta del templo está cerrada. Entonces se arrodilla. Su mente y su corazón vuelan al Sagrario. Aprende a ayudar a Misa. Llegará a ser un monaguillo ideal.
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Primera Comunión
Febrero de 1853: con sus padres y hermanitos, Domingo se traslada a Mondonio. Tiene siete años y una preparación y madurez poco común.Un día Domingo llega corriendo a su casa. Le trae una gran noticia a su madre.-"¡Madre, el Capellán me ha dicho que puedo hacer la Primera Comunión!".La víspera del gran día, Domingo se acerca a su madre. Le estrecha las manos entre las suyas y con timidez le dice:-"Madre, mañana voy a hacer la Primera Comunión. Quiero pedirte perdón por todo lo que te he hecho sufrir. De ahora en adelante seré mucho mejor".Una gruesa lágrima rodó por las mejillas de Domingo. Los ojos de Brígida también se humedecieron:-"Tú sabes, hijo mío, -le dijo mientras le besaba en la frente- que todo ha sido perdonado.8 de abril de 1849: el mundo católico celebra la fiesta de la Resurrección del Señor. Es el día en el que Domingo culmina sus aspiraciones: hace su Primera Comunión.Muy temprano, vestido de fiesta, Domingo se dirige a la Iglesia parroquial de Castelnuovo.Escribe Don Bosco en la vida del santo: "Domingo fue el primero en entrar al templo y el último en salir. Aquel día fue siempre memorable para él". Parecía un ángel. Era un ángel.Arrodillado al pie del altar, con las manos juntas y con la mente y el corazón transportados al cielo, pronunció los propósitos que venía preparando desde hace tiempo."Propósitos que yo, Domingo Savio, hice el año de 1849, a los siete años de edad, el día de mi Primera Comunión":1. "Me confesaré muy a menudo y recibiré la Sagrada Comunión siempre que el confesor me lo permita".2. "Quiero santificar los días de fiesta".3. "Mis amigos serán Jesús y María".4. "Antes morir que pecar"."Estos recuerdos, -continúa diciendo Don Bosco-, fueron la norma de todos sus actos hasta el fin de su vida".
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Alumno ejemplar
Domingo vive en Murialdo, aldea de unos cuatrocientos habitantes. Se ha hecho gran amigo del Capellán y le ayuda la misa con toda perfección. En la escuela es el mejor alumno. Pero debe trasladarse a Castelnuovo para continuar la primaria. Sus padres tienen miedo y con razón, de dejarlo hacer sólo unos cinco kilómetros que separan a Castelnuovo de Murialdo.-"Madre, -decía Domingo- si yo fuera un pajarito volaría mañana y tarde a Castelnuovo para continuar mis estudios".Todos son amigos de Domingo. Brígida lo besa emocionada cada vez que Domingo regresa a la casa con la medalla de honor como premio por su buena conducta y aplicación.Domingo rechaza los elogios:-"Madre, yo sólo hago lo que tengo que hacer. El maestro es muy bueno y siempre perdona tantas faltas que uno comete durante la semana".Pero Domingo debe suspender las clases. La madre lo nota demasiado pálido, delgado, cansado. Tiene poca salud. -"Domingo -le dice- debes descansar. En estos meses te has esforzado mucho".Su padre tiene que irse de Murialdo para buscar trabajo.Se trasladan a Mondonio. Pero Domingo conservará recuerdos imperecederos de esos diez años vividos en Murialdo. Se levantaba temprano todos los días, rezaba sus oraciones, tomaba un ligero desayuno y feliz salía hacia Castelnuovo. Dos veces al día hacía este camino, recorriendo unos veinte kilómetros entre ida y vuelta.
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Una respuesta edificante
-"Mira, mamá, hoy me encontré en el camino con un señor. Me llamó. Yo le respondí que no podía detenerme porque llegaría tarde. Al fin, él insistió y me pareció una falta de educación seguir adelante sin escucharle".-"¿Vas a Castelnuovo?" -me preguntó-.-"Sí -le respondí-, todos los días hago este camino. Me preguntó enseguida si no me daba miedo caminar sólo por esos caminos. Yo me acordé en ese momento lo que tú me enseñaste, madre, que el Angel de la Guarda nos acompaña siempre. Y le respondí: ¡Pero si no voy solo, señor, mi Angel me acompaña!".Yo estaba apurado y quería seguir, pero él entonces me dijo: -"Mira, no me negarás que es duro y pesado hacer este camino con el sol abrasador del mediodía.-"Sí, es cierto, me cuesta, pero mi amo me paga por este sacrificio".-¿Tu amo? ¿quién es ese señor?-Pero, ¿quién va a ser? El buen Dios que no deja sin recompensa ni un vaso de agua que se dé en su nombre.
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Un encuentro peligroso
Un día caluroso de verano, Domingo se dirige a la escuela de Castelnuovo. Como siempre, va solo o, como decía él, en compañía de su Angel custodio.Ese día va a tener una sorpresa... y desagradable, por cierto. Domingo tropieza con algunos amigos que han decidido dejar las clases y tomarse unas horas por su cuenta para darse un baño en el riachuelo que atraviesa el valle de Murialdo.Conocían muy bien los mejores pozos para zambullirse a su antojo. No era la primera vez que lo hacían.Pero ahora tenían un plan distinto: convencer a Domingo para que se fuera con ellos al río. Sabían muy bien que no era fácil; conocían a Domingo, que no hacía nada sin permiso de la madre. Uno de los muchachos José Zucca, saluda a Domingo amigablemente.-¡Hola, Domingo! ¡No me vas a negar un favor! Tú eres para nosotros el mejor amigo. Acompáñanos al río. No te arrepentirás. Hoy faltarán muchos a clase y el maestro ya se lo imagina. Este calor es insoportable. A ti te hará bien. Te hace falta. Estás pálido...Domingo se detiene, no sabe qué decir. Antonio, uno de los más avispados del grupo, se le acerca amigablemente y lo lleva hacia el río.-Pero, yo no sé nadar... no estoy acostumbrado.-No te preocupes, ya aprenderás. Así empezamos todos. Tú no puedes ser distinto de los demás... En la vida hay que saber de todo.Se introduce Zucca en la conversación para decirle a Domingo la frase decisiva que lo convencerá.-Además, Domingo, sabes que estando tú presente nosotros nos portamos mejor. Es una obra buena la que haces, lo sabes muy bien.Ya han caminado bastante y se acercan al lugar de su predilección. Rápidamente se desvisten y se echan en el pozo. Domingo está ahí. No se mueve. Mira. El espectáculo es nuevo para él, y se turba en su ingenuidad, sus ojos inocentes se pasan sobre esos doce cuerpos completamente desnudos que se empujan y juegan a su capricho.José Zucca le grita desde el pozo:-Eh, Domingo, ¡ven! ¡esto sabe a cielo!Domingo le responde:-No sé nadar, tengo miedo. Me puedo ahogar. Yo espero aquí. José Zucca quiso volver a hablar, pero otro de la pandilla lo echó al agua de un empujón.Domingo se aleja un poco a un lado, se quita los zapatos, y sentándose sobre una piedra mete los pies en la corriente de agua.Por un momento siente el deseo de lanzarse al agua. Tiene mucho calor. Total, bañarse no es pecado. Uno de los muchachos se acerca, se sienta a su lado, mientras le dice:-Mira, Domingo, te hace bien tomar un poco de sol. Tu piel está blanca como una sábana.Pega su hombro al de Domingo y le hace ver la diferencia. Otro que se había acercado por detrás empuja a Domingo y lo lanza al agua. Asustado, Domingo se levanta rápido y le nace por dentro una furia que instantáneamente muere en aquel corazón donde está ya madurando una virtud excepcional.Domingo se sobrepone. Y ante la admiración de sus compañeros, termina dándose un sabroso baño. Pensó: se puede uno bañar en el río y pasar sanamente unas horas agradables pero dejar las clases, sin permiso, ¿se puede hacer sin ofender a Dios? No quedó satisfecho y al regresar a casa fue derechito hasta donde estaba su madre.- Madre, hoy no me he portado bien. Tienes que llevarme a la Iglesia, quiero confesarme. No fui a clase, ¿sabes? unos compañeros me convencieron y los seguí. No quise bañarme... pero ellos me tiraron al agua y tuve miedo de hacer el ridículo, y me bañé con ellos. Pero no es esto lo que más me duele, sino haber desobedecido, el haberme expuesto al peligro que suponen tales compañeros y lugares semejantes.Al día siguiente fue como siempre a la escuela y saludó a su maestro con la misma filial reverencia de todos los días.El maestro, con mucha habilidad, supo disimular todo lo acaecido y no quiso herirlo reviviendo escenas del día anterior.Aquellos compañeros intentaron de nuevo llevar a Domingo al río. Ignoraban ellos que él había analizado su comportamiento y había tomado un firme propósito. Esta vez, sereno y decidido, se les enfrentó:-¿Queréis que os diga lo que pienso? Pues se los diré bien claro: he sido engañado una vez, pero fue la primera y va a ser la última. No quiero desobedecer a mi madre ni exponerme al peligro de ahogarme o de ofender a Dios. Y os diré que hicisteis mal en dejar las clases e ir a esos lugares. A Dios no le agradan los hijos desobedientes.
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Un castigo injusto
Mondonio es el pueblo donde fijan su nueva residencia los padres de Domingo. Su nuevo maestro y amigo será el sacerdote José Cugliero.Como en Murialdo, Domingo se entregará incondicionalmente a sus estudios. Nuevamente aquí se convierte en un alumno sobresaliente y en amigo de todos.En veinte años de trabajo en la enseñanza -dirá su maestro Cugliero- jamás he tenido un alumno que se pueda comparar a Domingo.De esta época de su vida es el episodio que narramos a continuación, tomado directamente de su maestro Cugliero. Aquel día las clases comenzaron como siempre. El maestro nota algo raro en el ambiente. Abre y cierra la puerta. Da unos pasos. Levanta la cabeza con ojos escudriñadores.Hace un frío insoportable. Finalmente estalla un rumor de voces y de risas. -¡Silencio!, grita el maestro, dando un golpe sobre la mesa ¿qué pasa?Ve la estufa llena de piedras, de tierra.-¡Esto es insoportable!Enardecido amenaza con no dar más clase hasta que se descubra al culpable.Carlos, un alumno inteligente y vivo, pero con fama de travieso, se pone de pie:-Maestro, cuando nosotros entramos al salón, el único que estaba adentro era Domingo.El maestro y los demás alumnos miran hacia el puesto de Domingo. Este baja los ojos y cambia de color. Comprende que el momento es penoso y difícil. Se pone a prueba su virtud.Por un momento reina el silencio en el aula. Nadie puede creer que haya sido Domingo.Los culpables del hecho lo habían planeado todo bien. Ellos hablan y acusan. Domingo calla.El maestro se dirige finalmente a Domingo y lo reprende fuertemente.-¡Debías ser tú con esa carita de hipócrita! ¿te das cuenta del mal rato que me has hecho pasar? ¿no te enseñan en tu casa educación? Voy a llamar a tu madre para que conozca al angelito que tiene en su casa. Mereces la expulsión. Por ser la primera vez voy a tener consideración contigo. Ve y ponte ahí de rodillas.Domingo, sin decir palabra y con los ojos bajos, camina hacia el centro de la clase y se arrodilla sintiendo en sí todo el peso de aquella humillación.Todo se supo al día siguiente, cuando aparecieron los verdaderos culpables. La reputación de santo que tenía Domingo aumentó considerablemente desde aquel día."Vemos aquí el ejercicio heroico de tres virtudes: La humillación libremente aceptada y practicada delante de los compañeros y del maestro. La caridad para con los culpables, cuya culpa acepta, y un inmenso amor a Dios, en cuyo nombre sufre pacientemente la calumnia, que recuerda al Divino Salvador injustamente acusado por los hombres". (Consideración escrita por el Cardenal Salotti en la vida de Domingo Savio).
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Primer encuentro con Don Bosco
Un día llega a oídos del maestro Cugliero que Domingo Savio quiere ir a Turín, la capital, para estudiar en el oratorio de Don Bosco.El maestro Cugliero recibe la noticia con alegría y va a hablar con Don Bosco. Conciertan un encuentro con Domingo para las fiestas del Rosario.El lunes 2 de octubre de 1854, muy temprano, Juan Bosco y Domingo Savio se encuentran en el maravilloso escenario de aquellas tierras de "I Becchi", donde Juan Bosco había nacido y vivido los primeros años de su vida.Domingo saluda respetuoso. Juan Bosco aprieta aquella mano temblorosa y mira aquellos ojos de penetrante y candorosa mirada. A Domingo lo acompaña su padre. Domingo se presenta: Soy Domingo Savio, de quien le habló mi maestro Cugliero. Venimos desde Mondonio.Juan Bosco, con ese don maravilloso de conocer a las almas, toma con seriedad el asunto. Se lleva a Domingo y tratando en confianza con él, hablan de los estudios, de las clases...Don Bosco comprende al instante que tiene delante a un joven privilegiado y enriquecido por la gracia. Domingo, impaciente, pregunta:-¿Qué le parece? ¿Me va a llevar a Turín?-Ya veremos -le responde Don Bosco-. Me parece que la tela es buena.-¿Y para qué podrá servir esa tela? -pregunta Domingo-.-Bueno, -continúa Don Bosco- esa tela puede servir para hacer un hermoso traje y regalárselo al Señor.Domingo, con la agilidad mental que le caracteriza, añade instantáneamente:-De acuerdo, yo soy esa tela y usted es el sastre. Lléveme a Turín y haga usted ese traje para el Señor.Don Bosco lo mira fijamente y le dice:-¿Sabes en qué estoy pensando? Estoy pensando que tu debilidad no te va a permitir continuar los estudios.Pero Domingo no se acobarda y añade enseguida:-No tenga miedo. El Señor que me ha ayudado hasta ahora me continuará ayudando en adelante.Don Bosco insiste:-Cuando hayas terminado tus estudios de latín ¿qué piensas hacer?Domingo responde seguro:-Con el favor de Dios pienso ser sacerdote.-Me alegro. Ahora probemos tu capacidad. Toma ( le entrega un libro ), estudia hoy esta página y mañana me la traes aprendida.Mientras Don Bosco y el padre de Domingo se quedan hablando, Domingo se ha ido donde están jugando los demás muchachos. Al poco rato regresa, le entrega el libro a Don Bosco y le dice: Ya me sé la página. Si quiere se la digo ahora mismo.La sorpresa que se llevó Don Bosco fue grande. Domingo no sólo le repitió de memoria ( al pie de la letra ) la página señalada, sino que le explicó el sentido con toda exactitud.-Tú te has anticipado en estudiar la lección -le respondió Don Bosco y yo también me anticipo en darte la respuesta. Aquí la tienes. Te llevaré a Turín y desde hoy te cuento entre mis hijos. Pero te voy a recomendar una cosa: pide al Señor que nos ayude a cumplir su santa voluntad.-Domingo salta de alegría y agarrándole la mano a Don Bosco se la besó con manifiesta prueba de profunda gratitud.-Espero comportarme de tal manera -dijo Domingo- que jamás tenga usted que lamentarse de mi conducta.Aquel día Carlos y su hijo Domingo regresaban a Mondonio cantando de alegría y daban a Brígida la noticia que ella esperaba con tanta ansiedad. Besó a Domingo con los ojos llenos de lágrimas y exclamó:-¡Bendito sea Dios!Domingo 29 de octubre de 1854. Fecha histórica. Domingo entra a formar parte de la familia de Don Bosco en Turín.
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Primer mes en el oratorio
¿Cómo era el oratorio de Don Bosco?La casa Pinardi era baja y vieja, con un sencillo balcón. En cierta oportunidad unos bribones, de un salto, se llevaron la sotana de Don Bosco que mamá Margarita acababa de tender al sol.El cuarto donde Don Bosco recibió a Domingo era pequeño y estrecho. Los dormitorios angostos, bajos, con pisos de piedra y sin ninguna comodidad.Una cama rústica, una cocina pobre, algunos platos y cucharas. El comedor de Don Bosco era al mismo tiempo salón de recreo.Pero en medio de esa gran pobreza, reinaba la alegría y la fraternidad. Domingo Savio se acostumbró pronto a aquella casa y los días se le pasaban rápidos, casi sin darse cuenta.Entrando a la derecha, se levantaba la hermosa Iglesia de San Francisco de Sales. A un lado estaba la estatua de la Virgen. De esa época dirá más tarde Juan Cagliero:-Recuerdo la mañana fría de invierno cuando Rúa y yo nos levantábamos a las 4 de la mañana. Muchas veces no nos podíamos lavar la cara porque el agua era un pedazo de hielo. Este ambiente de sencillez, pobreza y alegría franciscana, terminaría por adueñarse del corazón de Domingo y lo transformaría en la flor preferida del jardín salesiano. Muchas veces mamá Margarita le repetía a Don Bosco:-Mira, Juan, tú tendrás muchos niños buenos en el oratorio, pero ninguno como Domingo.Don Bosco siempre se encontraba rodeado de muchachos y de clérigos. Era el padre de todos, el imán que atraía hacia sí todas las miradas.Domingo Savio había depositado en Don Bosco toda su confianza. A él se dirigía en todos los momentos difíciles. Don Bosco era, no sólo su confesor ordinario, sino además su Director Espiritual.En el despacho de Don Bosco una cosa ha llamado la atención de Domingo. Es un cartel con un letrero en latín: "DA MIHI ANIMAS CAETERA TOLLE". Don Bosco le ayuda a traducir: "Dame almas y quedate con lo demás". Domingo exclama satisfecho:-Ya entiendo, aquí sólo hay un problema, el de las almas... es un negocio, no de dinero sino de almas.El 22 de noviembre fiesta de Santa Cecilia, recibirá el hábito sacerdotal Juan Cagliero. Domingo Savio estará ahí cerca, mirándole detenidamente durante la ceremonia. ¡Ese nuevo padrecito le parecía tan simpático! Domingo repetía emocionado:-¡Si Dios quiere también un día seré yo sacerdote!
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Ejemplos edificantes
Rápidamente van pasando los meses. El invierno de Turín, como siempre, ha sido fuerte. Domingo sufre en silencio el dolor y la picazón de los sabañones, esas úlceras, o hinchazones de la piel, que se padece en los dedos de las manos y los pies en épocas de frío excesivo. Se ha ido convirtiendo poco a poco en el alma de los recreos y en el amigo de todos. Juega, dirige los juegos, organiza entretenimientos.Don Bosco le ha permitido a él y a otros alumnos continuar estudios más avanzados fuera del oratorio, en la misma ciudad de Turín. Es una oportunidad que tienen de aprender y de ir formando la propia personalidad.Domingo sigue al pie de la letra las indicaciones de Don Bosco. Al compañero que le invita para que vea las carteleras de los salones de espectáculos públicos, le responde que él conserva sus ojos para ver algo mucho mejor que eso... para ver las maravillas de Dios. Para contemplar el rostro de nuestra Madre del Cielo.A uno que acaba de blasfemar se le acerca bondadosamente y lo lleva a la Capilla.-Arrodíllate aquí, a mi lado le dice. Mira hacia allá. Ahí donde ves una lamparita, ahí está Cristo! Tú le has ofendido con esa blasfemia que has pronunciado. Ahora vas a repetir conmigo lo siguiente: "Sea alabado y reverenciado en todo momento el santísimo y divinísimo Sacramento".Aquel muchacho que momentos antes parecía un perro rabioso, se ve ahora transformado en un manso corderito en manos de Domingo, que es todo caridad y paciencia.En otra ocasión ve allá, apoyado en una columna, a un joven. Se le acerca.-¿Cómo te llamas? -le pregunta-.-Francisco Cerruti, -le responde triste el joven- y termina sellando una amistad que debía durar para siempre.Cerruti se hará salesiano y recordará siempre con emoción aquel encuentro con Domingo.Juanito Rada, todo lo que sabe de religión, se lo debe a Domingo. Cuando entró en el oratorio era un ignorante en materia religiosa, apenas si sabía hacer la señal de la cruz. Don Bosco lo confió a Domingo y éste en poco tiempo, no sólo le enseñó las oraciones, sino que lo preparó a recibir los sacramentos e hizo de él un joven diligente y piadoso.Un día, por cierto, mientras narraba durante el recreo uno de los tantos ejemplos edificantes, se le acercó un muchacho y le gritó:-¡Cállate, santurrón, vete a predicar a la Iglesia! Deja a los otros en paz, ¿qué te importa a ti?-Me importa mucho -le respondió Domingo sin acobardarse-. Me importa porque todos somos hermanos. Me importa porque Dios nos manda que nos ayudemos mutuamente. Me importa porque Cristo murió por todos y también por ti. Me importa porque si yo logro salvar un alma, salvo también la mía.Fueron muchos los jóvenes que Domingo ganó para Cristo y para la sociedad, con esa caridad y paciencia que no dudamos en llamar heroicas.Cierta vez entró en el oratorio, un hombre, se mezcló entre los jóvenes y empezó a contar las más raras y curiosas historietas para hacer reír. La curiosidad hizo que en poco tiempo se viera rodeado de un numeroso grupo de muchachos. El sinvergüenza empezó luego a narrar barbaridades y a burlarse de las cosas religiosas y de las personas eclesiásticas.Cuando ya se creía dueño del patio, aparece Domingo, se percata de lo que ocurre, interrumpe valientemente el diálogo y se lleva a todos los muchachos consigo, dejando al infeliz solo y humillado. Al pobre hombre no le quedó más remedio que abandonar el oratorio.
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Un ejemplo heroico de caridad
Don Bosco narra en la vida de Domingo Savio, un episodio que es realmente impresionante. Este hecho bastaría por sí solo para inmortalizar la memoria de Domingo. El hecho es el siguiente. Un día, un compañero de clase de, se le acercó y llamándole aparte le dijo:-Mira Domingo, te voy a decir algo grave que he visto. Dos muchachos acaban de tener una pelea muy fuerte. Parecían dos perros rabiosos, aquello daba miedo. Te lo digo, Domingo, para ver si tú puedes hacer algo. A ti posiblemente te harán caso.Al verse descubiertos, los dos muchachos deciden continuar la pelea más tarde y en un lugar solitario. Sería un duelo a pedradas.Domingo reza y se encomienda al Señor, como solía hacer en circunstancias difíciles.Cree que lo mejor es escribir una cartita a cada uno por separado, tratando de ablandar esos endurecidos corazones. Sin decir palabra los dos jóvenes hacen pedazos la carta antes de leerla.Domingo insiste,... les habla,... les amenaza con decírselo a los padres y maestros. Todo inútil, aquellos dos jóvenes ciegos de odio no oyen a nadie... y están dispuestos a eliminarse en un duelo mortal...-Mira, Domingo, -le dice uno de ellos- no te metas en lo que no te importa. Esto es asunto nuestro.Pero Domingo no es de los que se asustan fácilmente. Pasado un tiempo vuelve al ataque. Los espera a la salida de la clase y habla con cada uno de ellos en particular. Luego a los dos juntos.-Me duele mucho que insistáis en vuestra idea les dijo- yo os prometo, bajo palabra de honor que no os voy a impedir el desafío. Sólo pido que me aceptéis una condición.-¿Cuál es esa condición?, -preguntan los dos al mismo tiempo.-Os la diré en el lugar de la pelea.-Tú nos quieres engañar, Domingo. A lo mejor tienes preparada alguna trampa.-No -responde Domingo-. Vosotros me conocéis, no miento. Yo estaré con vosotros y presenciaré la pelea. Guardaré el secreto. No llevaré a nadie conmigo.-¡Aceptado!Toman el camino hacia los prados de la ciudad, junto a la "Puerta de Susa". Llegan a un campo. Miden la distancia, colocan el montón de piedras cada uno en su sitio y se disponen al duelo mortal.Domingo va hacia ellos.-Primero escuchad ni condición -les dice-. Ellos permanecen en actitud amenazadora. Domingo saca un crucifijo, lo levanta en alto y les dice:-Mirad a este crucifijo, arrojad la primera piedra contra mí y decid en voz alta estas palabras: Jesucristo murió perdonando a los que le crucificaban, y yo, pecador, quiero ofenderle y vengarme bárbaramente.Dicho esto, corre a arrodillarse ante el que parecía más furioso y le dice:-¡Lanza primero la piedra contra mi cabeza!.-El muchacho que no se esperaba tal cosa, queda sorprendido y, al ver a Domingo arrodillado en tierra como una víctima que esperaba el golpe fatal, se conmueve.-No, Domingo -grita-, no me pidas eso. No tengo nada contra ti. Tú eres mi amigo.Domingo se levanta y corre hacia el otro y le pide lo mismo. También este se conmueve y baja la mano.Domingo se alza de nuevo y abraza a uno y a otro. Reina un silencio impresionante. Dos gruesas piedras ruedan por el suelo. Domingo eleva desde su corazón una oración agradecida. Este episodio hubiera quedado ignorado por completo si los mismos muchachos del pleito no hubieran hablado. Domingo guardará el más absoluto silencio.
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La santidad que Don Bosco quería de sus jóvenes
Domingo tiene doce años. Lleva unos seis meses en el oratorio. En su alma hay un cambio y se le advierte triste y pensativo. Todos sus compañeros notan que en Domingo pasa algo.Don Bosco lo encuentra y le dice:-¿Qué tal Domingo? ¿Cómo estás? Te noto un poco triste... ¿sufres algún mal?-Al contrario, -responde Domingo- creo que sufro un bien. Ese sermón suyo me ha dejado preocupado.Efectivamente, Don Bosco había desarrollado tres pensamientos en el sermón de un domingo de Cuaresma: Dios quiere que todos nos hagamos santos. Es cosa relativamente fácil llegar a serlo. Hay un gran premio en el cielo para el que se haga santo.Domingo, como se ve, sale de esa plática sumamente impresionado. ¿Cómo llegar a ser santo si a él le prohiben hacer penitencia como la que habían hecho los grandes santos? Nada de cilicio, ni de piedrecitas en los zapatos, ni debajo de las sábanas. ¿Y entonces, qué?Su alma se turbó y se sintió perdido. El nunca llegaría a ser santo. Un joven flaco, débil, pálido, sin salud, no iba a tener fuerzas para hacer frente a una empresa tan grande como la santidad.No podía alejar de sus oídos la voz de Don Bosco, que repetía insistentemente: "Domingo, debes hacerte santo. Tienes que ser santo. Dios lo quiere". Y otra voz que le repetía igualmente: "Tú no podrás. No podrás".Por eso buscaba los rincones del oratorio, para dar rienda suelta a sus lágrimas.Fue entonces cuando lo encontró Don Bosco y llevándolo aparte le habló durante un largo rato.De aquel diálogo con Don Bosco, salió Domingo alegre y feliz. La paz había vuelto a su alma. Fue a rezar a la Iglesia de San Francisco de Sales y a postrarse ante la estatua de la Santísima Virgen.- Sí, madre mía, te lo repito: quiero hacerme santo. Tengo necesidad absoluta de hacerme santo. No me hubiera imaginado que con estar siempre alegre y contento, podría hacerme santo.Don Bosco le hizo ver a Domingo, en qué hacía él consistir la santidad, cuál era la santidad que él quería que cultivaran sus jóvenes.Nada de obras extraordinarias, sino exactitud y fidelidad en el cumplimiento de los propios deberes de piedad y estudio. Y estar siempre alegres. Si es hora de recreo, santidad es correr, saltar, reír y cantar."Nosotros aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre muy alegres", repetiría Domingo, como había aprendido de su maestro.Domingo escribía en su cuaderno una frase que Don Bosco le había dado como recuerdo: "Servite Domino in laetitia" (Servid al Señor con alegría)."No necesitas ningún cilicio, le había dicho Don Bosco. Con soportar pacientemente y por amor a Dios, el calor, el frío, las enfermedades, las molestias, y a los compañeros y superiores, ya tienes bastante".Desde ese día el rostro de Domingo se iluminó con una nueva sonrisa. La alegría se posesionó para siempre de su corazón juvenil y todo el resto de su vida será una preparación para el aleluya pascual.
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Devoción a María Santísima
El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX proclamaba ante todo el mundo, el dogma de la Inmaculada Concepción. Fue un despertar de fervor mariano por todas partes.Don Bosco, devoto como ninguno de la Santísima Virgen, no podía quedarse atrás, en esa participación universal de homenaje mariano.Tratándose de la Santísima Virgen, él tenía que ser el primero. Hacía falta preparar el ambiente y Don Bosco reunía todos los días a salesianos y alumnos, y con una catequesis sencilla y efectiva, los preparaba para este magno acontecimiento. Había la costumbre de ofrecer florecillas espirituales a la Virgen. Eran pensamientos escritos, donde se indicaba el acto particular de virtud que debía hacerse cada día en honor de la Virgen. Aparecían durante toda la novena y cada uno ponía toda su buena voluntad en cumplirlo. Domingo era el primero en todo
Mayo, el mes de las flores, era sobre todo el mes de fervor mariano, y se honraba a la Virgen con todo tipo de iniciativas, como la del joven José Bongiovanni: consistió en preparar un altarcito a la Virgen en el dormitorio para ofrecerle diariamente un homenaje especial. Don Bosco dio su aprobación. Todos debían contribuir con algo. Bello el gesto de Domingo, quien no teniendo dinero, entrega como colaboración un hermoso libro que le acababan de regalar por su conducta y aplicación. Además está siempre dispuesto para cuando lo necesiten.Sin embargo, esto le parece poco y no se contenta. Antes de comenzar el mes de mayo, se presenta a Don Bosco y le pide que le ayude y le indique la mejor manera de celebrar dicho mes.Don Bosco, siempre práctico y exigente, que conoce a sus jóvenes y sabe que la juventud es generosa, le recomienda tres cosas: Cumplir fielmente los propios deberes, narrar diariamente un ejemplo edificante en honor de María y hacer la comunión diaria.
¿Y qué gracia debo pedirle?, -pregunta Domingo a Don Bosco-.-Pídele que te obtenga la salud y la gracia necesaria para hacerte santo.Sí, le pediré que me ayude a ser santo, que Ella esté a mi lado en el último momento de mi vida, que me asista y me conduzca al cielo.Un compañero que ve todo el esfuerzo de Domingo y la serie de actos que está haciendo en honor de la Virgen, le pregunta un poco irónicamente:-Bueno, Domingo y si haces todo este año, ¿qué dejarás para el año entrante?-Ya sabré yo -le responde Domingo-. Este año hago todo lo que puedo. El año entrante, si Dios me da vida, te diré qué pienso hacer.Pero Domingo no se contentó con eso. Su celo apostólico y espíritu de iniciativa le llevan ahora a fundar una asociación, un grupo apostólico.Consulta con sus amigos y todos están dispuestos a hacerse socios activos y a prestarle toda la colaboración. Sobre todo Rúa y Bongiovanni, toman con todo interés el asunto. Elaboran los estatutos.Don Bosco ve con gusto la formación de este grupo espontáneo debido a la iniciativa de los mismos muchachos.La Compañía o Asociación fue fundada el 8 de junio de 1856 y quedó definitivamente constituida y aprobada por Don Bosco. Nació así la Compañía de la Inmaculada.
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Permanece en éxtasis durante varias horas
Don Bosco no era amigo de muchas devociones. Nada de bolsillos llenos de santos. Pocas devociones, pero eso sí, muy sólidas. Fomentaba por todos los medios la devoción a José y a María Santísima.Toda persona que tuviera la suerte de ver comulgar a Domingo, recibía una impresión gratísima. Parecía un Angel. Su preparación y acción de gracias a la Eucaristía, era realmente edificante; poco común en un joven de esa edad. Después, durante el día, iba también a la Capilla, para pasar unos momentos de recogimiento y oración.Consideraba un honor y un premio el poder participar en una procesión eucarística. En algunas ocasiones Don Bosco lo envió vestido de monaguillo a participar en la procesión del "Corpus", en la Iglesia de la Consolata, y era el mejor regalo que le podían hacer.Comulgaba todos los días, y a cada comunión le ponía una intención particular."Lo vi varias veces afirma el Sacristán- solo y recogido, arrodillado en un ángulo cerca del altar, en diálogo largo y fervoroso con el Señor".Una vez sucedió algo extraordinario.Un joven corre a la pieza de Don Bosco para decirle que Domingo ha desaparecido del oratorio. Lo han buscado por todas partes... y nada.Posible? -exclama Don Bosco preocupado, mientras una idea cruza por su mente-.Don Bosco, solo, sin que nadie se de cuenta, va a la Iglesia, y allá, detrás del altar, medio escondido, está Domingo. Don Bosco se le acerca, lo sacude suavemente. Domingo sorprendido pregunta:-¿Ya terminó la misa? Don Bosco le dice la hora:-Son las tres de la tarde.Domingo se asusta y pide perdón. Entonces, Don Bosco lo lleva consigo al comedor para que coma algo y enseguida lo envía a las clases, recomendándole que a quien le pregunte dónde estaba, responda que había salido por orden suya. Este episodio, que no es el único, demuestra la grandeza y sublimidad de ese joven, que había llegado ya a las cumbres místicas del éxtasis.Domingo había permanecido en éxtasis más de cinco horas. Por la noche madre Margarita comentaba el hecho con Don Bosco y le decía:-Cada día estoy más convencida de que este jovencito es un santo de verdad. El día menos pensado empieza a hacer milagros.
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Quebrantos de salud
La salud de Domingo comienza a resentirse. Don Bosco lo nota y se preocupa. A veces llega a pensar que no podrá resistir hasta final de año.Con los enfermos Don Bosco era espléndido.-Mira Domingo- le dijo un día Don Bosco-, voy a hacerte ver por el médico; mejor es prevenir que curar.Y no contento con que lo viera el médico ordinario del oratorio, llamó al Dr. Francisco Vallauri. Pero el médico no encontró ninguna enfermedad específica. Se trataba sencillamente de un caso de extrema debilidad y el mejor remedio para él sería pasar unos días de reposo en el pueblo con los suyos.Domingo, con mucho dolor, tuvo que interrumpir el año escolar y tomar el camino de Mondonio para pasar unos días de descanso con la familia.A sus amigos más íntimos les dijo en privado: -Esta separación del oratorio, de Don Bosco, de mamá Margarita, de todos mis compañeros, me es más dolorosa que todas las enfermedades juntas.-Me voy porque Don Bosco así me lo ha ordenado. No os digo adiós, sino hasta luego. Pedid por mí.Para el mes de agosto ya estaba de nuevo en el oratorio. Quería estar presente para la clausura del año escolar y para los exámenes.Don Bosco acababa de escribir la "Historia de Italia", de gran impacto en aquellos momentos. Domingo participa de la alegría común.
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Milagrosa curación de su madre
Al mes siguiente, ante la sorpresa de todos, Domingo pide permiso a Don Bosco para ir a ver a su madre, que se encontraba muy enferma. En efecto, no se sabe cómo lo supo, pero era cierto: la madre estaba próxima a dar a luz y el parto se presentaba sumamente peligroso.Domingo, guiado como por una fuerza invencible, corre al lado de la enferma. La madre sorprendida exclama:-¡Domingo, mi Domingo!Domingo la estrecha, la abraza.Ahora sal afuera, hijo mío. Apenas esté bien, te llamo.-Sí mamá.La madre baja los ojos y toca con la mano algo así como un escapulario que Domingo le ha dejado sobre el pecho. Levanta los ojos hacia el cuadro de María que cuelga en la pared y un suspiro profundo brota de su pecho.-Me siento mejor, -exclama entre lágrimas-.El médico llega y cuando agarra la mano de la enferma se vuelve hacia Carlos, el marido y le dice:-Todo ha pasado. Está fuera de peligro. Aquí ha sucedido algo maravilloso.-Sí, doctor, algo maravilloso... ¡Esto!, y agarra el escapulario que le había dejado Domingo.Domingo regresó después al oratorio y se presentó a Don Bosco para agradecerle el permiso y para decirle que su madre estaba perfectamente bien. Fueron muchas las gracias conseguidas con aquel milagroso escapulario.
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Don Bosco premia a los mejores alumnos del oratorio
A mediados de octubre de ese año 1856, Domingo, algo restablecido de salud, regresa al oratorio, después de haber pasado unos días en su casa por disposición de Don Bosco.A fines del mes de enero en la fiesta de San Francisco de Sales había costumbre en el oratorio de entregar un premio a los cuatro alumnos mejores, entre estudiantes y artesanos. Don Bosco hacía seleccionar estos alumnos por los mismos compañeros para evitar así toda influencia por parte de los superiores y maestros.En enero de 1857 se celebró la fiesta de San Francisco de Sales, con la solemnidad acostumbrada.En el oratorio reinaba un ambiente de alegría y entusiasmo. Llega la hora del acto académico y Don Bosco personalmente entrega los premios. Domingo Savio recibe el premio como el mejor alumno en conducta y aplicación.
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Otra intervención heroica
Estudiaba en el oratorio el joven Urbano Ratazzi, sobrino del Ministro del mismo nombre. Así lo habían querido sus padres y Don Bosco no tuvo inconveniente en aceptarlo. El Ministro era amigo personal de Don Bosco y éste le hizo el favor.Pero resulta que a Urbano se le subieron los humos a la cabeza, tal vez, por ser familia del Ministro y quiso hacer en el oratorio lo que le daba la gana. Un día él y un grupo de compinches llenan de nieve la estufa del salón donde están jugando los demás compañeros, y estropean la calefacción.Urbano se ríe y disfruta de la gracia, mientras los otros se mueren de frío y de rabia.Se oye una voz en la sala. Es la voz de Domingo que recrimina a Ratazzi:-Eso está mal hecho. Don Bosco lo ha prohibido terminantemente. Haces el ridículo. Ayer mismo Don Bosco lo repitió varias veces y tú, con la mayor frescura, te burlas de sus órdenes.Cerca de Domingo está Francisco Cerruti, alumno que hace poco ha entrado en el oratorio y que es testigo del hecho. Urbano se enciende, la ira se le sale por los ojos y la boca y descarga una gruesa letanía de insolencias contra Domingo.Al ver la serenidad de Domingo, Ratazzi se enfurece más y le descarga dos fuertes puñetazos. Domingo baja la cabeza en silencio. Ha ofrecido sus dos mejillas y su pensamiento vuela al altar del sacrificio, donde a diario pasaba él sus ratos contemplando el rostro ensangrentado de Cristo.Enseguida viene uno de los asistentes a poner orden. Domingo, como si nada hubiera pasado, ayuda a ordenar el local. A quien le pregunta por qué ha permanecido en silencio, responde con sencillez, que ha trabajado tanto en dominar el carácter, en no perder el control, en imitar a Cristo, que en aquel momento ha sabido poner freno sus pasiones, con la ayuda de Dios.Urbano Ratazzi abandonó pronto el oratorio. No podía dar rienda suelta a sus caprichos y él mismo tomó la decisión. Siguió como su tío la carrera de la política y más tarde llegó a ocupar el cargo de Ministro de la Casa Real.Conservó, sin embargo, buen recuerdo de Don Bosco, y hablaba siempre de aquel episodio:-Aquella paciencia heroica de Domingo Savio me hizo más bien que todos los sermones de mis maestros y superiores. Ese gesto valiente no se me borrará de la memoria, si algo de bueno hay en mí todavía, se lo debo a ese joven.
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Revelaciones especiales de DiosCiertamente, Domingo fue un regalo del cielo para el oratorio. Cuando Don Bosco necesitaba conseguir alguna gracia particular, o se encontraba en una situación difícil, lo mandaba a la Capilla a rezar. Estaba seguro que conseguía la gracia. Nada de extraño, pues, que este joven recibiera revelaciones especiales de Dios y que su alma se paseara en éxtasis por los campos privilegiados de lo sobrenatural.Turín vivía momentos de angustia y desolación. Hora tras hora iban cayendo jóvenes y ancianos heridos por la peste más terrible que haya recordado la ciudad. Don Bosco, comprometido siempre con su gente, puso a sus salesianos y a sus jóvenes mayores en permanente estado de servicio.-Un día, Domingo entra apurado al cuarto de Don Bosco.-¡Don Bosco -le dice- venga conmigo! Hay una obra buena que hacer.-¿Dónde quieres llevarme, Domingo?-Venga pronto, Don Bosco, -insiste Domingo-.Y Don Bosco, que ya lo conocía, lo sigue sin dilación. Atraviesan varias calles en medio de la oscuridad de la noche y suben por una escalera hasta el tercer piso. Domingo llama a una puerta.-Aquí es, Don Bosco.Se abre la puerta y la señora que atiende exclama:-¡Padre, pase, llega a tiempo! Unos minutos más y hubiera sido tarde!Desde hace un buen rato un hombre moribundo está llamando a un sacerdote.Don Bosco entra, lo confiesa, y le devuelve la paz espiritual que sólo Cristo pueda dar. Aquel hombre llora de emoción. Se había alejado de las prácticas religiosas y quería morir como buen católico.Don Bosco, más tarde, le pregunta a Domingo cómo lo ha sabido. Pero no obtuvo respuesta. Domingo se le quedó mirando fijamente hasta que se le humedecieron los ojos. Y Don Bosco prefirió no insistir al palpar la acción de Dios en aquella alma.Otro día llama a la puerta de una casa en la calle Cottolengo de Turín. Domingo pregunta sin más a la persona que sale a atenderlo:-¿Dígame, señor, no hay aquí ninguna persona enferma de cólera?-No, jovencito. usted está equivocado. Tal vez le informaron mal. Aquí estamos todos sanos, gracias a Dios.Domingo se marcha ante una respuesta tan categórica. Sale a la calle y mira uno y otro lado, como buscando una orientación, pero regresa de nuevo a la misma casa y llama:- Perdone, que insista. Le ruego que revise bien toda la casa, pues estoy seguro de que aquí hay una enferma grave.El hombre ha quedado impresionado ante la insistencia del joven. Lo acompaña de cuarto en cuarto, registrándolo todo. Nada.-¿Has visto? No hay nadie. ¿Y entonces?Domingo insiste:-Pero, dígame, ¿ me ha mostrado usted todas las habitaciones?-Bueno, en realidad,... quedaría por ver el desván, -le responde el señor-, ahí conservamos los útiles de limpieza y de trabajo.-Vamos allá -añade Domingo-.La sorpresa fue grande cuando encontraron a una mujer casi moribunda. Vino el sacerdote y le ayudó a bien morir, ungiéndola con el óleo santo. A los pocos minutos expiró. Sólo estaba esperando al sacerdote.Todo quedó claro más tarde. Era una mujer que siempre venía a trabajar algunas horas para esa familia y por la noche regresaba a dormir a su pobre casa. Pero ese día se sintió mal. Ya el cólera la había herido de muerte. Y, viéndose sin fuerzas, se echó en aquel cuartucho sin poder avisar a los señores de la casa. Estos, por su parte, creyeron que la mujer no había ido a trabajar por ser aquel un día de fiesta.-Don Bosco- le decía Domingo en otra ocasión- Don Bosco, si yo pudiera ir a Roma y hablar al Papa, le diría que en medio de las grandes tribulaciones que le esperan no deje de preocuparse por Inglaterra. El Catolicismo obtendrá preciosos frutos en ese país.Don Bosco fue a Roma en 1858 y el Sumo Pontífice Pío IX lo recibió en audiencia privada. Don Bosco le expuso el mensaje de Domingo Savio. El Papa lo oyó atentamente y al final añadió:-Eso me llena de satisfacción y me anima a seguir en mi propósito de trabajar por Inglaterra con especial interés y afecto.El Cardenal Salotti, al narrar este episodio, afirma que hubo en él dos profecías: anuncio de las grandes tribulaciones que sufrirá el Papa (y que posteriormente fueron una realidad) hy un triunfo del catolicismo en Inglaterra. En este sentido bastaría recordar la conversación del célebre Juan Newman, más tarde Cardenal de la Iglesia Católica.¿Cómo no recordar aquí el Congreso Eucarístico Internacional de Londres, con la impresionante procesión de veinte mil niños, a lo largo de las riberas del río Támesis, en dirección a la Catedral?
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Sus mejores amigos
En el oratorio todos eran amigos de Domingo, sin embargo, sus amigos preferidos eran los socios de la Compañía de la Inmaculada. Y entre estos, había un grupito muy contado, con los que había contraído una amistad del todo particular."El que encuentra un buen amigo, ha encontrado un tesoro", dice el Eclesiástico (6,14).Don Bosco vio siempre con buenos ojos aquella amistad de Domingo, sobre todo por esa labor de apostolado que llevaba a cabo en el oratorio.Dos amigos sobre todo, merecen mención especial y la haremos aquí, guiándonos por lo que dice Don Bosco en la biografía de Domingo Savio.CAMILO GAVIOEste joven había venido a la ciudad de Turín para continuar sus estudios de pintura y escultura, para los que tenía una disposición particular. Don Bosco lo recibió en el oratorio dándole posibilidades de ir a la ciudad para hacer sus estudios.Todo comienzo es difícil y a Camilo se le veía triste y abatido por los patios y pórticos del oratorio. Domingo lo ve, se le acerca, y entabla un diálogo con él... dando así inicio a una amistad maravillosa y profunda.Fue a Camilo Gavio, a quien Domingo respondió con aquella frase imperecedera: "nosotros hacemos consistir la santidad en estar siempre muy alegres", cuando a él le preguntó cómo podría hacerse santo en el oratorio.Camilo había padecido una afección cardiaca que lo puso al borde del sepulcro y de cuando en cuando tenía sus momentos depresivos. Ahora, lejos de la casa, y en un ambiente nuevo, la tristeza se le hacía insoportable.Desde ahora en adelante Camilo será otro, gracias a la ayuda espiritual y a los buenos consejos de Domingo.Pero la enfermedad reapareció pronto y lo obligó a suspender sus estudios. Domingo fue a visitarlo varias veces para hacerle compañía y llevarle un poco de consuelo.Finalmente, después de haber recibido la unción sagrada, murió santamente, a fines de diciembre de 1856.Domingo lloró desconsolado, pero con una gran conformidad, la muerte del amigo bueno y fiel; y como se lo había prometido oró con mucho fervor por su alma.JUAN MASSAGLIAHabía entrado al oratorio de Don Bosco el 18 de noviembre de 1853, a la edad de 15 años. Domingo entró el 29 de octubre de 1854 y desde el principio contrajeron una sana y sincera amistad.-Nosotros vamos a ser sacerdotes- le decía Domingo, y debemos prepararnos bien desde ahora. Vamos a corregirnos mutuamente nuestros defectos. Cualquier falta que notemos entre nosotros nos la decimos con entera confianza.Massaglia gozaba de buena salud y estaba siempre alegre. Al terminar brillantemente el curso de humanidades, tuvo la satisfacción de recibir de manos de Don Bosco el hábito eclesiástico.Domingo compartió con el amigo esas horas de alegría.-Pronto -dijo Massaglia a Domingo- también tú podrás llevar también la sotana.Pero un repentino mal cambió el rumbo de las cosas.Todo comenzó con una simple gripe que no mejoraba. Don Bosco prefirió mandarlo a su casa y lo que pareció ser un simple mal se transformó rápidamente en la enfermedad que habría de llevarlo en poco tiempo a la tumba. Massaglia murió el 20 de mayo de 1856. Había cumplido los 18 años de edad. Dejó una profunda impresión en todos los que asistieron a su agonía. Murió como un santo. Todos lloraban desconsolados y en la casa conservaron intacta, como preciosa reliquia, la cama donde Juan pasó los últimos años de su vida.Tan dura y dolorosa fue esta pérdida para Domingo, que lo lloró durante varios días, y pasaba largos ratos orando por el amigo.Sus dos amigos más íntimos habían muerto.La salud de Domingo, que ya estaba bastante delicada, se resintió fuertemente. ¿Cuándo iré yo también a unirme contigo y con Camilo en el cielo? Era el grito desgarrador que brotaba de aquel corazón golpeado por un dolor profundo, ante la tumba del amigo."Esta fue la primera vez que vi aquel rostro angelical entristecerse de verdad y llorar amargamente de dolor", escribió Don Bosco más tarde refiriéndose a la pena de Domingo por la muerte de su amigo Massaglia.Don Bosco, en la biografía que escribió sobre Domingo Savio, hizo del conocimiento público una carta que escribió Massaglia a Domingo desde su lecho de muerte."Querido amigo":"Pensaba permanecer solamente algunos días en mi casa y volver pronto al oratorio por cuya razón dejé allí todos mis libros; pero veo que las cosas van despacio y el resultado de mi enfermedad es cada día más incierto. El médico me dice que voy mejorando. A mí me parece que estoy empeorando. Veremos quién tiene razón. Querido Domingo, estoy sumamente afligido por hallarme lejos de ti y del oratorio, y porque no tengo comodidad de cumplir con mis prácticas de piedad. Unicamente me consuela el recuerdo de aquellos días que pasábamos juntos preparándonos para acercarnos a la santa comunión. Espero sin embargo, que, si estamos separados por el cuerpo, no lo estemos por el espíritu. Te ruego entre tanto que tengas la bondad de ir hasta el salón de estudio y revises mi pupitre. Allí encontrarás algunos cuadernos y el "Kempis" o sea "De imitatione Christi" (La Imitación de Cristo). Haz un paquete con todo y mándamelo. Fíjate bien que este libro está escrito en latín, pues aunque me agradaba la traducción, es siempre una traducción, y no encuentro ahí el gusto que pruebo en el original latino. Estoy aburrido de no hacer nada. Con todo, el médico me tiene prohibido estudiar. Doy vueltas por mi cuarto y a menudo digo entre mí: ¿sanaré de esta enfermedad? ¿veré nuevamente a mis compañeros? ¿será ésta mi última enfermedad? Sólo Dios lo sabe. Creo de todos modos que estoy preparado y dispuesto en los tres casos a hacer la santa voluntad de Dios. Si tienes algún consejo, no dejes de escribírmelo. Dime cómo estás de salud y acuérdate de mí en tus oraciones, especialmente cuando recibas la santa comunión. Animo, amigo mío. Cuento con tu amistad sincera y de todo corazón. Si no podemos vivir por largo tiempo juntos en la tierra, sí podemos vivir felices en agradable compañía allá en el cielo.Saludos a nuestros amigos y especialmente a los socios de la Compañía de la Inmaculada. El Señor esté contigo y créeme siempre tu afmo. Juan Massaglia."Domingo cumplió fielmente con el encargo del amigo y lo acompañó con la siguiente carta:"Querido Massaglia:"Muy grata me ha sido tu carta, porque desde tu partida no teníamos noticias tuyas, y yo no sabía si rezar el Gloria Patri o el De Profundis. Ahí van los objetos que me pides. Sólo debo notarte que el Kempis es un buen amigo, pero que, como está muerto, en donde lo ponen allí se queda. Es, pues, preciso que tú lo busques, lo sacudas y lo leas, haciendo lo posible por poner en práctica los consejos que ahí encuentres. Suspiras por la comodidad que tenemos nosotros aquí para cumplir nuestras prácticas de piedad. Y tienes razón. Cuando voy a Mondonio, me aflige a mí la misma pena. Procuro entonces suplir esta deficiencia, haciendo cada día alguna visita a Jesús Sacramentado y llevando conmigo a cuantos compañeros puedo. Además del "Kempis" leo el "Tesoro Escondido de la Santa Misa", del Beato Leonardo. (San Leonardo de Puerto Maurizio). Si te parece, haz tú lo mismo.Me dices que no sabes si volverás a verme en el oratorio. Pues bien, has de saber que el armazón de mi cuerpo está también muy deteriorado, y todo presagia que me acerco rápidamente al término de mis estudios y de mi vida. De todos modos, hagamos así: roguemos mutuamente el uno por el otro para que ambos podamos tener una buena muerte. El primero que muera le preparará un puesto al amigo y le dará la mano para que suba al cielo.Dios nos conserve siempre en su santa gracia y nos ayude a santificarnos pronto, porque temo que nos falte tiempo. Todos nuestros amigos suspiran por tu vuelta al oratorio y te saludan afectuosamente en el Señor. Tu afectísimo, Domingo Savio".A la muerte de sus amigos más íntimos, se unió la de Mamá Margarita, la cual entregaba su alma a Dios en el oratorio, el 25 de noviembre de 1855. Domingo Savio, tan apreciado por ella, sentía, a su vez, hacia ella un gran afecto. Esta muerte lo afectó en lo más profundo de su ser.
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Despedida del oratorio
Todos los meses se celebra en el oratorio el Ejercicio de la Buena Muerte. Un acto sencillo, pero muy práctico en la vida cristiana. Los muchachos de Don Bosco lo hacían con fervor sin igual.Domingo, en el último mes que pasó en el oratorio, cuando ya Don Bosco había decidido enviarlo a su casa, hizo de este Ejercicio una verdadera preparación para una Buena Muerte.Partió para su casa el domingo lº de marzo de 1857, por la tarde. Vino el padre a buscarlo. Empleó la mañana en arreglar sus cosas y en despedirse uno por uno de todos sus compañeros.Al momento de partir dijo a Don Bosco:-Ya que usted no quiere que yo deje mis huesos aquí, tendré que llevármelos a Mondonio. La molestia en Valdocco sería por poco tiempo... porque esto habría terminado rápido. Sin embargo, hágase la voluntad de Dios. Recuerde, si va a Roma, no se olvide del recado para el Papa referente a Inglaterra.Ruegue para que yo tenga una buena muerte. Nos volveremos a ver en el cielo.Domingo tenía fuertemente agarrada la mano de Don Bosco y estaba emocionado. El momento era conmovedor. De repente se vuelve hacia sus compañeros que lo habían acompañado hasta la puerta y alza las manos:-Adiós, a todos! nos veremos de nuevo allá, en la casa de la felicidad, en el Paraíso...!Y de nuevo le dice a Don Bosco:-¡Déjeme algún recuerdo!Dime lo que quieras, que te lo doy enseguida, le respondió Don Bosco- ¿quieres un libro?-No, -responde Domingo-, deme algo mejor.-¿Quieres dinero para el viaje?-Eso precisamente, dinero para mi viaje... pero para el viaje a la eternidad.Domingo quería una oración especial.Don Bosco entregó a Domingo un pequeño crucifijo, de los que había traído de Roma con la bendición del Papa Pío IX y la indulgencia "in articulo mortis" (en punto de muerte).La tristeza invadió el corazón de Domingo. Sabía él que sus días estaban contados y hubiera querido morir allí, en el oratorio, acompañado por Don Bosco y por sus compañeros.Don Francesia dijo una tarde: "Sé que Domingo al partir del oratorio se fue persuadido de que iba a morir pronto. El no acostumbraba venir a despedirse de mí las otras veces que iba a su casa. Esta vez, en cambio, vino corriendo a saludarme, como uno que se despide para siempre".
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Su muerte
Por la tarde, llegaba Domingo a Mondonio. La madre y sus hermanitos salieron a recibirle con alegría. Los primeros cuatro días los pasó bastante bien y sin guardar cama. Sin embargo, el padre quiso llevarlo para una visita médica. Había perdido el apetito y una tos persistente le molestaba día y noche. El médico ordenó reposo absoluto y, para curarle lo que creía era una pulmonía le aplicó una serie de sangrías ( corte que se hace en el cuerpo para que fluyera sangre). En realidad, como se supo después, la enfermedad de Domingo era una pleuresía. El médico que le aplicaba la sangría lo invitaba a volver la cara para que no viera tan dolorosa operación. Pero Domingo respondía sereno:-Eso no es nada, en comparación con los clavos de la Pasión del Señor.Mejoró algo. El médico, optimista, confortaba a la familia diciéndole que prácticamente el mal estaba vencido.Otra cosa pensaba Domingo y, apenas el médico se retiró, pidió recibir la Unción de los enfermos.Todos los presentes lloran y rezan.-No llores madre... que yo me voy al cielo, -dice Domingo-.Al párroco que está para retirarse le dice:-Antes de irse, déjeme un recuerdo.-¿Qué quieres, Domingo, que te diga?El párroco edificado e impresionado ante tanto espíritu de sacrificio, no sabe qué decir.-Algo que me consuele -añade Domingo.-Acuérdate de la Pasión de Cristo.-¡Ah, la Pasión! -exclama Domingo.-¡Siempre la llevo en mi mente!Y se quedó dormido...Parecía un ángel...A la media hora despierta.-¡Papá! -exclama- busca mi libro de oraciones.El padre, con un esfuerzo supremo, lee las oraciones de los agonizantes. Domingo responde con claridad y devoción: "Jesús misericordioso, ten piedad de mí".Algunos jóvenes y niños a quienes se les permite entrar, pasan en silencio y recogimiento a contemplar por última vez el rostro con vida del amigo.De repente abre los ojos y exclama:-¡Adiós, papá, adiós! ¡qué cosas tan hermosas veo! Veo los cielos y al Señor y a la Virgen... que me esperan!Y con estas palabras expiró.Eran las diez de la noche del lunes 9 de marzo de 1857. En abril iba a cumplir los quince años.Rápidamente la noticia corrió por todas partes.En el oratorio compañeros y amigos lloran inconsolables la muerte del amigo. La celebración Eucarística ofrecida por Don Bosco contó con la presencia fervorosa de familiares, salesianos y amigos.En la Iglesia y fuera, todos repetían: "Ha muerto un santo". Fue sepultado el miércoles 11 de marzo. Sus restos permanecieron en la Capilla del cementerio de Mondonio hasta que definitivamente fueron trasladados a Turín, a la Basílica de María Auxiliadora.
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¿Visión o sueño?
El recuerdo de Domingo permaneció siempre vivo entre sus familiares y amigos. Más que pedir por él, se encomendaban a su intercesión, convencidos como estaban, de que gozaba de la visión beatífica.Carlos Savio, padre de Domingo, cuenta con sencillez, cómo Dios quiso consolarlo con una visión misteriosa.Una noche en que no podía conciliar el sueño, vio que el techo se abría y aparecía Domingo radiante de luz. Fuera de sí, Carlos exclama:-¿Cómo estás, dónde te encuentras?-Papá, -responde una voz celestial- estoy feliz en el Paraíso.Todo fue cosa de un momento. Al desaparecer la visión reinó nuevamente la oscuridad en aquella habitación.Carlos consideró aquello como una gracia especial.Más aleccionador fue el sueño que tuvo Don Bosco, la noche del 6 de diciembre de 1876.Don Bosco se encontraba en el Colegio de Lanzo. En medio de hermosos jardines y mientras contemplaba ricos y magníficos edificios, oye la música más grata que pudiera imaginarse, como cien mil instrumentos y un coro infinito de voces, una alegría inusitada en todos los rostros. De repente una turba inmensa de jóvenes se dirige hacia él. A la cabeza de todos viene Domingo Savio. Le siguen sacerdotes, clérigos y jóvenes.Domingo se detiene cerca de Don Bosco. Reina completo silencio. Domingo hermosísimo, lleno de luz, con una túnica larga que llega hasta los pies, entretejida en oro y decorada con diamantes. Un ancho cinturón rojo ciñe su cuerpo. Un brillante collar de luz vivísima adorna su cuello.Don Bosco tiembla emocionado. Pero Domingo rompe el silencio y obliga a Don Bosco a dejar esa actitud de reserva y de miedo. Dice Domingo:-¿No me conoces? ¿No recuerdas el bien que me hiciste? ¿No correspondí yo a tus cuidados? ¿Por qué tienes miedo?Don Bosco cobra ánimo y pregunta que si eso que ahora ve es el cielo.Domingo responde:-Estás en un sitio donde reina la alegría y la paz, pero no es el cielo. Todo, la luz, la música, el canto son cosas naturales.-¿Podría ver un rayito de luz sobrenatural? -pregunta Don Bosco-.-De ninguna manera, -responde Domingo-. No lo podrías resistir. Está reservado para la otra vida, cuando pases a ver directamente el rostro de Dios.Don Bosco insiste.-¿Podré ver, al menos, un destello de luz?-Mira hacia allá lejos, -le dice Domingo-.Y Don Bosco percibe un rayo de luz como una hebra de hilo tan resplandeciente y luminoso, que se ve obligado a cerrar los ojos. En ese momento, Don Bosco lanza un grito tan fuerte, que despierta al sacerdote Lemoyne, que duerme en el cuarto contiguo.Y luego, Don Bosco se anima y continúa preguntando sobre la Iglesia, la congregación, los alumnos...Domingo le complace y, al terminar, le ofrece un ramo de flores. Representan las virtudes que más le agradan a Dios. La rosa simboliza la caridad; la violeta, la humildad; el girasol, la obediencia; la genciana, la mortificación; las espigas, la Eucaristía; el lirio, la pureza y la siempreviva, la perseverancia. Don Bosco quiere saber algo más y pregunta a Domingo:-¿Qué fue lo que más te consoló en el momento de la muerte?Domingo le responde:-Lo que más me consoló en aquella hora fue la presencia de la Madre de Dios.-Acerca del futuro, ¿tienes algo que decirme?-El año entrante, 1877, tendrás una gran prueba, pues seis jóvenes y dos salesianos pasarán a la eternidad. Pero, no temas, irán al Paraíso y tú tendrás otros hijos, buenos también. El Papa Pío IX morirá pronto y recibirá el premio a sus méritos.Domingo le entrega a Don Bosco tres listas. En la primera aparecen los nombres de los "invulnerati", (no heridos) los jóvenes que siempre han conservado la amistad con Dios. En la segunda los "vulnerati", (heridos) que habían pecado gravemente, pero luego, con una acción penitencial sincera, habían regresado al estado de gracia. La tercera, la de los "lássati in via imiquitatis", los que voluntaria y obstinadamente se alejan de Dios con una vida pecaminosa. Al abrir esta lista una fetidez insoportable se esparció por todas partes y se infiltró en paredes y ropas.Don Bosco hizo la última pregunta:-¿Qué se goza en el cielo?-En el cielo se goza de Dios y Dios es Infinito, -responde Domingo a la última pregunta de Don Bosco-.Más tarde, Don Bosco narró a los salesianos y niños este sueño y todos quedaron sumamente impresionados. Los vaticinios anunciados por Domingo se cumplieron y su fama de santo se extendió por todas partes. Las gracias y favores atribuidos a su intercesión fueron tantos, que se pensó seriamente en introducir la Causa de Beatificación y Canonización.
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La opinión de dos Papas
Al poco tiempo se empezaron a dar los primeros pasos. La empresa no iba a ser fácil. ¿Podía un joven de 15 años practicar una virtud heroica?Hasta el presente la Iglesia no había canonizado a ningún adolescente que no fuera mártir.En 1914 el Cardenal Salotti tiene una entrevista con Pío X ( hoy San Pío X ). Fue un coloquio histórico.-Santidad, le dice el Cardenal-, cuando en febrero se introdujo la Causa de Beatificación, no faltó quien objetara que Domingo Savio era demasiado joven para elevarlo al honor de los altares. Quisiéramos oír su parecer.Pío X no tuvo dificultad en dar su opinión:-Es una razón más para canonizarlo. Es tan difícil para un joven practicar de un modo perfecto la virtud. La vida que de él escribió Don Bosco y que he leído, nos ha dado la idea de un joven ejemplar que merece ser presentado como modelo de perfección. Todo lo que se puede decir de bueno sobre Domingo es poco. Empeñaos en adelantar la Causa. Para la vida sencilla de este santo no se necesita mucho estudio. Por eso, no pierdan ustedes el tiempo. Lleven adelante la causa con toda solicitud.Mientras tanto, muere Pío X. El nuevo Papa es Benedicto XV. El Cardenal Salotti, defensor de la Causa, se presenta de nuevo al Papa. Es conmovedor lo que oye de labios de su Santidad:-Siendo niño leía con mis hermanos la vida escrita por Don Bosco, ya que mi madre deseaba que nos sirviera de modelo. Esa vida, -continuaba el Papa- está llamada a hacer un gran bien. Será tan interesante y más que la de San Luis de Gonzaga, porque la juventud moderna ya no gusta de santos austeros y, en cambio, sí leerá con gusto la de ese joven que como a ellos, le gusta la alegría y el deporte.Era la voz de la Iglesia, la voz del Papa. Ya nadie podrá detener la ascensión gloriosa de Domingo Savio hacia la glorificación de los Altares.
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¿Cómo era Domingo Savio?
El padre Rodolfo Fierro Torre, en su biografía sobre Domingo Savio, escribe: "¿Sabéis lo que es la grafología? Es un arte que examina la escritura de una persona y trata de adivinar, a través de ella, los sentimientos, el carácter de dicha persona. Para algunos es una especie de charlatanería. Para otros una cosa muy seria; algo casi infalible".A cuatro grafólogos: uno de Roma, otro de Milán, otro de Parma y otro de París, se les llevó un escrito de Domingo Savio.Ninguno sabía que se le hubiera enviado a los otros tres.Igualmente los cuatro ignoraban de quién era aquella letra y quién fuese Domingo Savio.Pues bien, los cuatro, variando en algunas particularidades concuerdan en ver en él estos rasgos.Una fuerte personalidad, una alta moralidad, mucha capacidad de esfuerzo y de disciplina, un temperamento meditativo, rica fantasía. Sentimiento refinadísimo, muy afectivo y muy sensible. Pero de gran timidez.Su profesor el padre Juan Bautista Francesia escribió de él lo siguiente: "Domingo era alto y delgado. Todos los miembros de su cuerpo estaban perfectamente formados y armonizaban exquisitamente entre sí. La frente espaciosa. La cabellera suave y no cuidada con artificios, pero limpia y arreglada.Sus ojos plácidos, vivos, penetrantes, irradiaban como un espejo el ornamento interno del corazón. Por naturaleza hablaba poco, muy inclinado a escuchar, aunque tenía una conversación agradable y fácil".En la clase era modesto y diligente y se ganaba fácilmente la atención y el cariño de todos.
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La Beatificación E l día 4 de abril de l908, se abría en Turín el proceso ordinario informativo sobre la vida, virtudes, fama de santidad y milagros. El 11 de febrero de 1914 el Papa Pío X firmaba complacido el Decreto para la iniciación del proceso apostólico.El 9 de julio de 1933 el Papa Pío XI decretaba la heroicidad de las virtudes y Domingo Savio recibía el titulo de Venerable. El próximo paso sería el de la Beatificación.Para poder declararlo Beato se necesitaban dos milagros. Las gracias se multiplicaron por todo el mundo. De esos centenares de milagros atribuidos a Domingo Savio, se escogieron dos, que fueron examinados minuciosamente por los peritos designados. Todos sabemos lo difícil que es superar esta prueba. El llamado "abogado del diablo" hace todo lo posible para impedir que la causa siga adelante. Pero la Causa fue adelante y triunfó.El 11 de diciembre de 1949, la Sagrada Congregación de Ritos aprobó los dos milagros presentados por el Postulador de la Causa y Domingo Savio fue declarado Beato por el Papa Pío XII el 5 de marzo de 1950.He aquí a continuación, brevemente, como sucedieron los milagros.PRIMER MILAGROMarzo de 1927. Sucedió en la provincia italiana de Salerno. El favorecido fue Albano Sabato de 7 años de edad. Enfermó gravemente y el médico Federico Palmieri llamado con urgencia, da el diagnóstico: infección visceral acompañada de complicación renal. A los siete días de enfermedad se complica: septicemia agravada con bronconeumonía bilateral y nefritis. Y más tarde una aguda afección meningea y cerebral llevan al enfermo al borde de la muerte.Albano perdió pronto el conocimiento. Y entró en estado agónico. La ciencia médica se declara impotente. El doctor Palmieri asegura que el paciente morirá esa noche. Tan seguro estaba que hasta dejó redactado en su casa el certificado de defunción, al tener que ausentarse para hacer una operación.Al día siguiente la gran sorpresa. El médico corre a la casa del enfermo y encuentra a Albano bueno y sano. ¿Qué había sucedido?Habían colocado en la mesita una imagen del Venerable Domingo Savio, alumbrada con una vela. Otra imagen con una reliquia la pusieron debajo de la almohada. Invocaron la protección de Domingo con gran fe, e inmediatamente el enfermo comenzó a mejorar.El examen ordenado comprobó la curación completa sin rastro de mal. Albano pudo continuar su vida normal y feliz.SEGUNDO MILAGROMarzo de 1936. En Barcelona España, Consuelo Adelantado, de 16 años, oratoriana de las Hijas de María Auxiliadora, a consecuencias de una caída quedó con el codo fracturado ( fractura doble y dislocación ). La cosa se complicó al no acudir enseguida el médico. Cuando la ve el Dr. Pamarola el estado de la enferma había empeorado y se hacía necesaria una operación con muy pocas probabilidades de quedar completamente bien.La noche del 22 de marzo la niña tiene un sueño. Se le aparece un sacerdote desconocido que le ordena comenzar una novena y poner toda su confianza en este santo. Le asegura, además, que el viernes siguiente estará completamente curada.Cuando al día siguiente cuenta el sueño a las hermanas estas quisieron saber quién había sido el sacerdote del sueño. Le muestran varias fotos. Lo encuentran rápido. Había sido el sacerdote Juan Cagliero, compañero de estudios de Domingo Savio y más tarde Cardenal de la Iglesia.La enferma comenzó enseguida la novena. Llegó el viernes 27 y el brazo no había mejorado; seguía pesado y tan hinchado como antes. A las 4 de la mañana, sin perder la fe, invoca fervorosamente al santo y ¡oh maravilla! instantáneamente sintió como si le quitaran un gran peso de encima y empezó a mover el brazo sin dolor alguno. Enciende la luz y ve con sorpresa que la hinchazón ha desaparecido y el brazo está completamente curado.Se levanta, va a misa y cuenta a las hermanas el milagro.Luego se sienta al piano para tocar varios ejercicios sin experimentar la menor dificultad y con una inmensa alegría. ¡Estaba curada!Esos fueron los dos milagros examinados y aprobados para la Beatificación.
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La CanonizaciónL a devoción a Domingo Savio se había extendido rápidamente y en todos los Continentes se habían celebrado actos en su honor. El nuevo Beato era invocado por jóvenes y adultos. Las gracias y milagros se multiplicaron sin cesar. Hacía falta ahora escoger, de entre los numerosos milagros presentados, dos que pudieran servir para la canonización.Los dos milagros seleccionados tuvieron lugar en Italia, casi inmediatamente después de la Beatificación y como manifestación patente de la voluntad Divina.He aquí la relación de los dos milagros:PRIMER MILAGROLa Señora María Porcelli Gianfreda enferma gravemente. El diagnóstico de los médicos Dr. Luciano Monosi y Marino Rizzelli es el siguiente: anemia grave con hemorragia interna. Opinaron que se debía proceder a la operación. Como buenos católicos llamaron al sacerdote para la administración de los sacramentos. El médico de cabecera ante lo desesperado del caso y viendo con tristeza que seis tiernas criaturas iban a quedar huérfanas tiene una inspiración. Se acuerda de haber leído el día anterior una biografía de Domingo Savio y recomienda a la familia que invoquen al Santo jovencito. Para Dios nada es imposible.Todos rezaron con gran fe.A la mañana siguiente, fue declarada fuera de peligro y el examen médico muy cuidadoso constató una perfecta reintegración orgánica.La enferma estaba completamente curada.Desde entonces la Señora ha gozado de perfecta salud.SEGUNDO MILAGROEn septiembre de 1949 la señora María Antonieta Micelli Miglietta sufre un repentino dolor en la mandíbula superior derecha, que más tarde se extiende a la frente y a toda la cabeza. El diagnóstico es grave: sinusitis maxilar y frontal derechos. Fiebre alta y persistente. Respira con dificultad.Pasa el tiempo. En enero de 1950 recurre a un especialista.Deciden operarla como último recurso. Llega el día 8 de marzo y por la noche, el esposo de María al regresar de la ciudad, cosa rara, para que la esposa se entretenga, le da un periódico ilustrado. La enferma no está para ver periódicos pero de todos modos lo abre y ve con gran sorpresa la figura de Domingo Savio.Piensa entonces en sus cuatro hijos, en las veces que ella les había narrado la vida de este jovencito. Entonces, inspirada por Dios y con una gran fe, se encomienda a Domingo Savio.Reza a la Santísima Trinidad y pide por la pronta Canonización de Domingo Savio. Enseguida cae en un profundo sueño. Hacía más de 20 días que no cerraba los ojos, pero duerme hasta el día siguiente: 9 de marzo. Se despierta agitada y nota en la garganta algo que le ahoga. Siente, entonces un fuerte golpe contra la dentadura, en el momento en que ve caer sobre la cama un trozo duro como de arcilla. Enseguida experimenta un alivio extraordinario y continúa durmiendo. A media mañana, sintiéndose bien se levanta y regresa a los trabajos ordinarios de la casa.Todos han quedado sorprendidos del hecho milagroso.Era el 9 de marzo, aniversario de la muerte de Domingo Savio. Cuando el cirujano se presentó para hablarle de la operación, encontró a la enferma en perfecto estado de salud.El examen médico de la enferma constató la perfecta curación.Una cosa curiosa llama poderosamente la atención. Todos los milagros los hizo Domingo en el mes de marzo y en favor de niños. A dos, curándolos directamente; y a los otros seis, salvándolos de una orfandad segura y dolorosa.Estos dos milagros fueron presentados a la Sagrada Congregación de Ritos para su estudio y aprobación. Médicos, especialistas, peritos, abogados, estudiaron los hechos en Roma y en la ciudad donde se habían verificado los milagros.El 12 de junio de 1954: fecha fijada para la Canonización, Roma se viste de fiesta. Las trompetas de plata resuenan vibrantes. La voz del Papa Pío XII, proclama ante el mundo cristiano al nuevo santo:¡DOMINGO SAVIO ES SANTO!Ahí en la tribuna de honor, están las dos señoras favorecidas. Una clamorosa ovación estalla en la Basílica de San Pedro. Son miles y miles de jóvenes que aplauden frenéticos al nuevo Santo!¡VIVA SANTO DOMINGO SAVIO!